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Entrevista conjunta realizada a tres de las primeras maquinistas en RENFE, Gloria Esparza Liberal, Pilar Cordero de Ciria y María del Carmen González Fernández, en el interior del automotor diésel TER expuesto en el Museo del Ferrocarril de Madrid, por Raquel Letón Ruiz el 13 de junio de 2018. Consta de 1 archivo audiovisual en formatos avi y mp4 (3,36 GB avi y 8,33 GB mp4), con 51 minutos y 34 segundos de grabación, 74 imágenes digitales (extraídas del audiovisual), y 27 páginas de transcripción realizada por María Arroyo Gómez

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0006-0001
  • Unidad documental compuesta
  • 2018-06-13
  • Parte deColecciones

RESUMEN:
Gloria Esparza, Pilar Cordero y Mª Carmen González fueron de las primeras mujeres maquinistas que ingresaron en Renfe a principios de los años 80. Hasta esa época, la forma de acceso había sido a través del servicio militar obligatorio, por lo que las mujeres no podían acceder, pero fue en esta etapa cuando se abrió el acceso, durante unos años, a través de convocatoria de oposición, y así pudieron entrar las primeras mujeres. Relatan su acceso a Renfe, experiencias laborales y de formación, ascensos, relaciones con sus compañeros de trabajo, descendencia y conciliación, uso de las áreas comunes con compañeros masculinos, accidentes ferroviarios, huelgas y demás experiencias relacionadas con su profesión.

MINUTAJE:

  • 00:54 – 03:08 = presentación de las tres entrevistadas
  • 03:44 – 06:23 = realización de los cursos de formación
  • 07:13 – 08:06 = cuando sacaron sus plazas
  • 08:06 – 16:00 = primeros turnos, servicios, etc.
  • 16:00 – 19:39 = horarios, tareas de un ayudante, salarios…
  • 20:55 – 25:20 = descendencia, conciliación…
  • 25:20 – 28:05 = alcoholismo
  • 28:05 – 32:20 = ascensos desde ayudante
  • 32:55 – 36:15 = anécdotas, sorpresas por ser mujer y maquinista, falta de uniforme...
  • 36:15 – 38:00 = choques entre maquinistas y jefes de tren
  • 38:00 – 40:16 = conducción, anécdotas…
  • 40:17 – 42:30 = accidentes, descarrilamientos…
  • 42:30 – 46:05 = huelgas, primera jefa de maquinistas…
  • 46:06 – 51:34 = situación actual de las entrevistadas, afirmación de que no se sintieron discriminadas tras la sorpresa inicial (en puestos de oficina se han sentido más discriminadas), algunos de sus hijos han seguido sus pasos, despedida.

Renfe (1941-2004)

Entrevista realizada a Alejandro Sánchez Inchausti y Jorge López Cardiel, antiguos maquinistas de tracción diésel y tracción eléctrica, por Ana Cabanes Martín, en el salón de actos del Museo del Ferrocarril de Madrid y en el interior del Automotor TER 597-010-8 (Ex 9710), ubicado en la nave central del Museo, el día 19 de noviembre de 2015. Consta de 3 archivos audiovisuales en formato avi (604 MB / 2,87 GB / 1,45 GB), con 1 hora, 13 minutos y 25 segundos de grabación (00:08:52 / 00:43:26 / 00:21:07), y 30 páginas de transcripción realizada por Rosana Sánchez de Bustamante González

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0004-0004
  • Unidad documental compuesta
  • 2015-11-19
  • Parte deColecciones

Resumen Video 1: Alejandro Sánchez Inchausti “el Guerra” y Jorge López Cardiel “el Chatarrero”, maquinistas jubilados de Renfe, han sido entrevistados con motivo de la exposición denominada "TER: 30 años de servicios ferroviarios" (http://www.docutren.com/expoter/index.asp). En este video Alejandro narra su trayectoria como maquinista de TER y Talgo, desde sus primeros contactos con los trenes, ya que era hijo de maquinista (Sánchez Guerra, de cuyo segundo apellido procede su “nombre de combate” en el ferrocarril). Cuando su padre ingresó en RENFE, se fundó el grupo de maquinistas de tracción diésel. Estando su padre destinado en Galicia, los primeros automotores prestaban servicio entre Madrid y Coruña, y él acompañaba al equipo durante el mantenimiento de los trenes. Al volver su padre a Madrid, Alejandro quería entrar en la escuela de aprendices, pero al llegar el Talgo, su director preguntó a los maquinistas de RENFE si conocían a algún aprendiz, y los maquinistas se lo propusieron a su padre. A pesar de que él no quería, tuvo que obedecer a su padre e irse a Talgo. Ingresó en Talgo el 24 de septiembre de 1951, como aprendiz de electricista, a las órdenes de Pablo Herreros, jefe del depósito de Aravaca, el primer maquinista que hizo las pruebas de los Talgo. Al poco tiempo, el oficial electricista se volvió a Renfe, y con veinte y pocos años Alejandro se hizo cargo de la parte eléctrica. Luego continuó preparándose, hizo también mecánica y su ascenso fue muy rápido, hasta jubilarse como jefe de departamento de locomotora. Alejandro comenta la importancia de que hubiera habido un mayor contacto del personal de reparación con el de conducción, y que los mecánicos y electricistas tenían que haber hecho más viajes, para que los problemas que surgían durante el trayecto se hubieran podido solucionar con mayor rapidez y eficiencia. En este aspecto, él había tenido una gran ventaja en su etapa de maquinista, al tener conocimientos tanto de mecánica como de electricidad. A continuación comienza su presentación Jorge López Cardiel, pero interrumpen la grabación porque está sonando su teléfono móvil.

Resumen Video 2: Jorge López Cardiel, “el Chatarrero”, comenzó en Mercancías y luego estuvo dos años en Aravaca, en los Talgo. En 1984 pasó a Cerro Negro, algo considerado de privilegiados en esa época, donde estaban los automotores diésel, como ayudante de maquinista. A los dos meses de hacerse maquinista, lo reclamaron del TER, para ubicarlo ya definitivamente en los depósitos de Cerro Negro, donde comenzó su labor de unión entre el taller y los maquinistas, algo que se sustanció al crearse las UNEs, concretamente la UNE de Regionales, a la que dieron los automotores, pasando así de los automotores diésel al comienzo de su vida laboral, a los trenes eléctricos a partir de la creación de Regionales. A continuación, hablan de la introducción del TER en el año 1964. Alejandro recuerda que su padre recibió en Príncipe Pío el primer TER que vino, y luego pasó a ser maestro de talleres en Cerro Negro, donde, en su día de descanso, Alejandro lo acompañaba en los viajes de pruebas de los TER. Alejandro explica la reparación y modificación del 9711, en Aravaca, pues le pidieron que averiguase por qué los motores, bien reparados en Fiat, duraban sólo 40 o 50.000 kilómetros. Él descubre la causa de tantas averías, que era el excesivo precalentado: algunos maquinistas dejaban el tren en marcha toda la noche, para no estar pendientes, en lugar de ir con tiempo suficiente por la mañana para calentar el motor. Luego pasan a hablar de los maquinistas, y Jorge relata que, al principio, en RENFE iban un maquinista y su ayudante, al que se permitía practicar la conducción bajo la supervisión del maquinista. La razón de que tuvieran que ir dos personas en la cabina era por una exigencia debida a que el TER al principio era muy precario en sistemas de seguridad. Al evolucionar la seguridad, ya se autorizó a que en los trenes fuera solamente el maquinista, como sucede actualmente. Alejandro comenta el confort que supuso el TER, debido sobre todo a que su centro de gravedad era muy bajo y la estabilidad proporcionada por la situación del motor horizontal bajo el vehículo. Sin embargo, la velocidad comercial alcanzada no superaba los 100 km por hora, a causa de la orografía y el tipo de vías, ya que el 80% de ellas tenían traviesas de madera. Luego hablan de la organización de los talleres de Cerro Negro. Alejandro manifiesta que estaba muy bien montado y el personal muy preparado, pero poco a poco fueron cerrando departamentos por falta de presupuesto. Jorge añade que, aunque había depósitos en Sevilla y Barcelona, el depósito base era Cerro Negro. Y al principio, los únicos maquinistas autorizados eran los del TER, los de Cerro Negro; eso implicaba que, al tener que ir una misma pareja de conducción siempre con un tren, tenían que estar siete días o más fuera de casa. Con las actualizaciones del TER y la autorización a los maquinistas para otros vehículos y no sólo uno, empezó la decadencia de los vehículos y la dejadez en el cuidado de los mismos. Continúan con sus experiencias en la conducción del TER, desde la época gloriosa de los primeros veinte años, pasando por las posteriores modificaciones en los vehículos, los distintos trucos que utilizaban en caso de averías o fallos durante los viajes, el paso de dos maquinistas a uno en cada tren… También comentan sus trayectos de larga distancia, como el Madrid – Lisboa, los transversales Salamanca – Barcelona , Madrid – Sevilla –Cádiz. Al crearse la UNE de Regionales, el TER dejó estos servicios, que pasaron a Talgo, y empezó a utilizarse en Regionales, para terminar como trenes turísticos. Todas estas experiencias les resultaron muy agradables. El último viaje comercial del TER en España fue en 1995, el TER 52. Luego vino una delegación argentina, que compró dos unidades TER, otras dos locomotoras y coches de viajeros. Jorge fue uno de los encargados de llevarlos a Argentina, a la provincia de Río Negro, formar a un grupo de personas y poner en marcha el TER en la ruta Bariloche – Buenos Aires. Comentan anécdotas variadas sucedidas en los viajes, relativas a averías o por ejemplo a la preparación de las comidas en los llamados “cuartos de agentes”, donde pernoctaban siete u ocho parejas de maquinistas, turnándose para comprar, cocinar, etc. Alejandro recuerda cuando, en la época de las máquinas de vapor, cocinaban sobre las ascuas colocadas en la pala, y allí se hacían sus pucheros. Jorge comenta un viaje al taller de Málaga para reparar el TER número 11, donde estuvieron una semana y coincidió con Alejandro, disfrutando de una semana de restaurante y playa. Terminan hablando de los diferentes cambios de color en los TER, desde su original azul, hasta la creación de las UNEs (de Regionales, Largo Recorrido…), con un color diferente cada dos o tres años; en la actualidad, los trenes son blancos, con una raya del color característico de cada UNE.

Resumen Video 3: Alejandro y Jorge recorren el interior de un TER en el Museo del Ferrocarril de Madrid mientras explican las características y funcionamiento de los diferentes coches que lo componen. Empiezan por el coche motor, que utilizaban para realizar los cambios de sentido, para no tener que ir marcha atrás y hacerlo de forma más rápida. A continuación pasan al coche de primera clase, donde comentan la posibilidad de girar los asientos para cambiarlos al sentido de marcha; muestran las bandejas sujetas con imanes, donde se podía colocar la comida o bebida que te servían; los timbres para llamar al camarero. Luego entran en el coche donde estaba la cocina y recuerdan los buenos menús que servían, en el cual, posteriormente se quitaron los muebles donde guardaban el menaje, etc, y pusieron asientos en su lugar. Pasan al coche de segunda clase, con sus espacios para colocar el equipaje de mano sobre los asientos. Alejandro relata cuando los pasajeros llevaban hasta las meriendas, etc. Llegan al furgón de equipajes, donde Jorge comenta que además llevaban allí en unos armarios las aceiteras para engrasar el tren, el teléfono portátil, banderines, petardos… El equipo del aire acondicionado que daba servicio a los dos coches lo tenían en ese furgón. Y también en ese furgón iba el jefe de tren. Finalmente entran en la cabina principal del coche motor, donde está el control del motor de tracción. Jorge va mostrando los diferentes elementos: el termómetro del agua del motor, el Tren Tierra (sistema de control de señales que facilitó que fuera un solo maquinista), el hombre muerto (que tenían que llevar siempre pisado el pedal); explica el funcionamiento de la máquina: su encendido, puesta en marcha…; el pupitre en el que detectaban las posibles anomalías; enseña el teléfono con el que se comunicaba con el puesto de mando (y que supuso una comodidad, ya que antes tenían que bajar del tren y utilizar el teléfono que había en la señal); hay también un cajón donde se montaba el equipo de música en los trenes turísticos, con altavoces en los vagones. Para terminar, comentan algunos cambios, como la circular del alcohol, la desaparición de las azafatas, y alguna incidencia con los materiales transportados. Lo más grave que recuerdan fue el accidente del TER que iba a Coruña y Vigo, que chocó en Las Navas del Marqués contra un tractor que se quedó sin frenos; hubo muchos muertos. Finalizan con el relato de un suceso en el que unos chicos que estaban en un internado en Sigüenza, un viernes en que volvían a Guadalajara entraron en el aseo del tren, cogieron todas las servilletas que allí había y las quemaron en una papelera; no consiguieron apagar el fuego que se produjo y se quemó el coche motor del tren.

Museo del Ferrocarril de Madrid (1984- )

Entrevista realizada a Daniel Rozas Llorente por Francisco Polo Muriel, en Barruelo de Santullán (Palencia), el día 25 de septiembre de 2002. Consta de 1 cinta-casete, 83 minutos y 51 segundos de grabación y 19 páginas de transcripción realizada por Elena de Luis Roldán

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-2-PHO-0002-0007
  • Unidad documental compuesta
  • 2002-09-25
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (CORREGIR Y AMPLIAR)
Daniel Rozas Llorente nació en Barruelo de Santullán el 30 de marzo de 1921. Su padre trabajó toda su vida en las Minas de Barruelo, primero como picador y después como entubador. Tan sólo Daniel y uno de sus cinco hermanos continuaron en la profesión de minero.
Daniel obtuvo su formación con los Hermanos Maristas, se casó y tuvo dos hijos, un varón y una mujer, de los cuales ninguno fue minero.
Dos años antes de que estallara la guerra se fue a trabajar a Santander en el túnel de la Engaña y a hacer refugios. Le hicieron prisionero en dos ocasiones: la primera en 1937 hasta 1940, durante este periodo estuvo trabajando en el batallón de trabajadores para construir el ferrocarril.
La segunda fue hecho prisionero por la tropas de la República.
Ingresó en el servicio exterior para trabajar en la briquetería hacia el año 1946.
En 1948 ingresa en RENFE para trabajar como tornero en Alar del Rey. Pasó a ser fogonero autorizado, y se jubiló como maquinista en Valladolid en el año 1983.

Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)

Entrevista realizada a Francisco Cantón López, antiguo maquinista de tracción eléctrica, por Ramón Méndez Andrés, Patricia Melguizo Valdivia, Aurora María Gómez Muñoz, y Domingo Cuéllar Villar, en el interior de la locomotora eléctrica trifásica nº 3 de Andaluces (Brown, Boveri et Cie, Suiza, 1907) de la línea Gérgal-Santa Fe, ubicada en la nave central del Museo del Ferrocarril de Madrid, el día 24 de noviembre de 2011. Consta de 1 archivo audiovisual en formato avi (16,8 GB), con 1 hora, 23 minutos y 22 segundos de grabación, 7 imágenes digitales en formato jpg del entrevistado y entrevistadores posando en el interior del Museo, y 33 páginas de transcripción realizada por Lourdes Adán Prieto.

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0004-0002
  • Unidad documental compuesta
  • 211-11-24
  • Parte deColecciones

Francisco Cantón López, nació en Santa Fe de Mondújar (Almería), el 16 de septiembre de 1933, y empezó a trabajar como eventual de RENFE en el año 1951. En 1952 ingresó en la Agrupación de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles de RENFE, establecida en Madrid, y con cabecera en la estación de Madrid-Atocha. En 1953 es ayudante de maquinista de tracción eléctrica en Madrid-Príncipe Pío. Se casó en el año 1958, tras un año de noviazgo y se van de viaje de novios a Mallorca, aunque por las turbulencias no tiene buenos recuerdos de su regreso en avión. Estando en Aravaca, en casa de su hermana, casada con el factor de circulación de Aravaca, recibe carta de aviso de examen de ingreso a maquinista en Príncipe Pío. Realizó el examen de maquinista y de las locomotoras 7500. Tiene dos hijos nacidos en Almería (hijo e hija). Siguiendo la tradición, su hijo mayor es ferroviario (como el padre, el abuelo y el tatarabuelo). El abuelo, el padre de Francisco, trabajó en la Central como maquinista de máquina fija. Explica que en la Central trabajaban 14 o 15 personas, todas de RENFE y siendo muchos eventuales de los cuales muchos pasaron a ser fijos. Se realizaban dos turnos. Francisco solicita trabajar en Barcelona donde reside desde el año 1960, durante 17 años, en Premiá de Mar. En el año 1976-1977 pasa a ser monitor en Atocha, aunque en un principio no quiere ser monitor, por cuestiones económicas. Explica que su máquina favorita era la japonesa, con la que trabajó como monitor y jefe de maquinista. La más utilizada por él fue la 7600. Cuenta que por promoción eran 5 o 6 maquinistas, aunque también hubo otras promociones con 60 personas. La formación duraba entre 7 u 8 meses, incluidas las prácticas. Cuenta varias anécdotas como la avería que sufrió uno de los trenes que conducía en el Puente de los Franceses, y cómo salió airoso de ella o el atropello de varias vacas entre Cercedilla y Tablada, de camino a Santander por Segovia. También explica cómo se arreglaban los motores en los talleres, y el procedimiento utilizado. Estos tenían un foso por cada locomotora, una fragua y un torno. En el año 92, Francisco se jubila con 59 años recién cumplidos.

Cantón López, Francisco (Entrevistado)

Historia de vida de Alfonso Burgos López, antiguo maquinista de la Compañía MZA y de RENFE, entre otras categorías profesionales, transferidas probablemente en la década de 1980 dentro de los fondos fundacionales del Museo del Ferrocarril de Madrid. Consta 6 páginas mecanografiadas en formato pdf con el texto original, y 6 páginas de transcripción realizada por Elena González Barrios

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0004-0005
  • Unidad documental compuesta
  • 1980-01-01 - 1989-12-31
  • Parte deColecciones

  1. Historia de vida: Hijo de ferroviario, en 1926 ingresa como ayudante ajustador en el depósito de máquinas. En 1930 accede al servicio militar, y terminado su servicio, se incorporó como fogonero en las máquinas 1100 - 1500, hasta el año 1935, cuando aprueba para operario de automotoristas, pasando a conducir los automotores MAYBACH de 410 H.P de transmisión eléctrica. La posguerra la pasó a las órdenes de militares, cubriendo servicios de vigilancia, y más tarde ascendió a Jefe de Maquinistas de Tracción Diésel, donde llevaba personalidades como condes y duques, etc. Durante la guerra sufrió graves peligros, como incendios en su locomotora, etc. En el año 1958 ascendió a Subjefe de Depósitos, donde le encomiendan misiones secretas. Terminó su carrera profesional como Subjefe Superior, y fue premiado por sustituir la red de alumbrado por el de vapor de mercurio, lo que supuso un gran ahorro. Se jubiló a los 70 años, con 53 años de servicios prestados.
  2. Recuerdos de nuestra guerra: en este texto se da a conocer la actuación durante la Guerra Civil española de la locomotora diésel de maniobras 10201 de MZA, conservada actualmente en el Museo del Ferrocarril de Madrid, de la que fue maquinista Alfonso Burgos López, y que tras ser blindada se empleó para la tracción de trenes blindados republicanos.

Museo del Ferrocarril de Madrid (1984- )

Historia de vida de Faustino García Linares, antiguo ferroviario de la Compañía MCP y de RENFE, que desempeñó distintas categorías profesionales, junto con un texto explicando el funcionamiento de un depósito de locomotoras de vapor, concretamente el de Madrid - Atocha, transferidos probablemente en la década de 1980 dentro de los fondos fundacionales del Museo del Ferrocarril de Madrid. El texto original de la historia de vida consta 25 hojas mecanografiadas y 1 hoja manuscrita en formato papel, y 19 páginas de transcripción realizada por Elena González Barrios. El texto original relativo al funcionamiento de un depósito de locomotoras de vapor consta de 8 hojas mecanografiadas, faltando la nº 3 de la narración, y 8 páginas de transcripción realizada por Elena González Barrios

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0004-0006
  • Unidad documental compuesta
  • 1989-02-01 - 1989-02-28
  • Parte deColecciones

  1. Historia de vida: Ingresa de aprendiz en el año 1920, con el sueldo de una peseta, entrando en talleres, y cuando cumple 18 años, se prepara para ascender a Ayudante, cosa que consigue. En 1926 es llamado al Servicio Militar y destinado a la cuadra de gastadores del Regimiento, donde presta servicio como fogonero en el Depósito de Máquinas de Madrid - Atocha. Cuando termina su servicio, se incorpora de fogonero auxiliar, haciendo relevos en vacaciones o enfermedades, y más tarde pasa a fogonero de Reserva, donde es designado para salir con la locomotora 703, en RENFE 230-2067, para remolcar trenes rápidos, hasta quedarse de fogonero titular. En 1934 aprueba el examen para maquinista, y el primer trabajo que hizo fue remolcar un tren de mercancías, pasando más tarde al servicio de viajeros. En el año 1939 le asignaron la locomotora 703, donde tuvo varios percances, el más grave fue una explosión de la locomotora, provocándole quemaduras en su cuerpo a causa del gran escape de vapor. Cuando retomó su trabajo, pasó a llevar viajeros, y en 1942, trabajando en el turno de noche tuvo paludismo. En 1946 pasa a dar clases a fogoneros y maquinistas, enseñándolos a remediar los problemas que pudieran encontrarse en ruta. En 1958 pasa al Depósito de Madrid - Atocha, concretamente a la reparación de las máquinas, realizando varias modificaciones de la serie 241 f 2200, lo que permitió evitar muchas averías en las locomotoras. Así, dotó a las máquinas de dos cojinetes de repuesto, y en caso de que uno se averiara, se pararía para cambiar la pieza y ponerse de nuevo en marcha, también realizó varias modificaciones en el sistema LENZ, etc. En 1974 se jubiló tras 53 años de servicio activo, aunque siguió colaborando con RENFE en relación con los rodajes de películas cinematográficas, así como con el Regimiento de Ferrocarriles, y muy especialmente, desde 1977 con la dirección del Museo Nacional del Ferrocarril para enriquecer los fondos de dicho museo.

  2. Funcionamiento de un depósito de locomotoras de vapor: La primera parte del texto, denominada "Cómo era y cómo funcionaba un depósito de locomotoras de vapor", se centra en las características y el funcionamiento en general de los depósitos de locomotoras de vapor, usando para ello la experiencia del entrevistado en el depósito de máquinas de la estación de Madrid - Atocha. Así, se explican las instalaciones existentes en el depósito de Madrid - Atocha, el personal que las atendía, etc. La segunda parte del texto, titulada "Grandeza y servidumbre del maquinista de una locomotora de vapor (o Vida y milagros de un maquinista de locomotora de vapor)", explica cómo se llegaba a ser maquinista de tracción vapor, y la finaliza ejemplificando con su propia experiencia.

Museo del Ferrocarril de Madrid (1984- )