Entrevistas

Taxonomía

Código

Nota(s) sobre el alcance

Nota(s) sobre el origen

Mostrar nota(s)

Términos jerárquicos

Entrevistas

Términos equivalentes

Entrevistas

Términos asociados

Entrevistas

5 Descripción archivística resultados para Entrevistas

5 resultados directamente relacionados Excluir términos relacionados

Entrevista realizada a Elena Gómez García e Isabel Lora Lázaro por Ana Cabanes Martín, en la sede de la Fundación de Ferrocarriles Españoles (Calle Santa Isabel 44, Madrid), el día 21 de julio de 2006. Consta de 1 cinta-casete, 44 minutos y 13 segundos de grabación y 21 páginas de transcripción realizada por Ana Cabanes Martín

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-3-PHO-0003-0001
  • Unidad documental compuesta
  • 2006-07-21
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Elena Gómez García, nació el 21 de agosto en el año 1961 en Narros del Castillo, provincia de Salamanca, a la muerte de su padre, ferroviario del Servicio de Vía y Obras que fallece por enfermedad en 1974, cuando acababa de obtener una plaza como conductor de dresina de electrificación en Salamanca. Elena, nos cuenta en esta entrevista sus datos y antecedentes familiares, su madre también fue ferroviaria a la muerte de su padre, ingresó como limpiadora, después como telefonista y se prejubiló como peón especializado.
A la muerte de su padre, en 1974, con trece años entra en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios de Alicante, donde estará sólo un año, para luego trasladarse al de Palencia, donde realiza sus estudios de bachillerato y en el que permanece hasta el año 1978, en que vuelve a su casa a finalizar los estudios de COU.
Isabel Lora Lázaro, nació el 14 de noviembre de 1969 en Madrid. Su padre, ayudante de maquinista, fallece en un trágico accidente al explotar la máquina de vapor que conducía. Su madre comenzó a trabajar en RENFE como informadora en Atocha. Entró en el colegio de Alicante en 1975, con sólo seis años de edad, junto con su hermana, un año mayor que ella y que hoy trabaja en Renfe Operadora. En 1980 fallece también su madre en un accidente automovilístico. Isabel conocida por todos como “Hache” estudió Formación Profesional en el colegio de Alicante, donde estuvo hasta 1985.
Ambas coincidieron un año en el colegio de Alicante, y posteriormente en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles en la que trabajan desde 1986.
En esta entrevista nos cuentan sus avatares, su vida en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios, nos acercan a las costumbres, uniformes, comidas, educación, profesores e instalaciones de esta institución, con dos puntos de vista muy diferentes, más dulce en el caso de Hache y algo más amargo en el de Elena, pero ambas orgullosas de su paso por el colegio.

Cabanes Martín, Ana (Entrevistadora)

Entrevista realizada a José Romero Segura por Pilar Folguera Crespo en Almería, el día 23 de junio de 2000. Consta de 2 cintas-casete, 95 minutos de grabación y 52 páginas de transcripción realizada por Carmen Grandas Vergara

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0007
  • Unidad documental compuesta
  • 2000-06-23
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
José Romero Segura nació en La Calahorra, provincia de Granada el 22 de noviembre de 1926. Su padre era capataz de Vía y Obras y su madre guardabarrera y toda su niñez transcurrió por diversos pueblos de Granada y Almería donde su padres ejercieron su trabajo. Tiene cuatro hermanos, todos ellos ferroviarios. Sus abuelos también fueron ferroviarios, la mayoría de ellos de Vía y Obras. José tiene un hijo que también trabaja en RENFE, es Jefe Territorial en Baeza.
Relata su biografía familiar con gran orgullo, considera que la tradición familiar es lo que ha inclinado a la mayoría de sus antecesores a ser ferroviarios, de cuya estirpe, su hijo representa la culminación de la saga de la familia.
Recuerda los años de la guerra y la forma en que los chiquillos de su edad se entremezclaban con los adultos para escuchar el avance de las tropas nacionales. Recuerda como su padre fue militarizado y posteriormente le declararon cesante por haber pertenecido al Comité de la UGT, aunque fue readmitido posteriormente al no tener cargos fuertes ni responsabilidades grandes.
Los años de la posguerra fueron muy duros, la guerra del ferroviario fue muy dura, afirma, los sueldos eran muy bajos, los alimentos escaseaban y tenían que desplazarse unos seis kilómetros andando desde la casilla en la que vivían hasta Jerga, el pueblo más cercano.
El ambiente de su casa era un ambiente de trabajo. Su padre, por las noches comentaba los trabajos de mantenimiento que debía hacer al día siguiente y su madre compaginaba las faenas de la casa con su trabajo como guardabarrera. En los días de invierno la familia se acostaba cuando obscurecía porque no había ni luz, ni agua, ni servicios en la casa. Era una vida muy esclava afirma.
En cuanto a la escuela, recuerda con enorme cariño al maestro que les inculcó el amor al trabajo y les trasmitió unos conocimientos básicos que les ha permitido, a él y a sus hermanos afrontar la vida con orgullo.
Con quince años, el 14 de mayo de 1941, recuerda sin titubeos esa fecha, comienza a trabajar en una empresa vinculada a RENFE, con la categoría de Peón Eventual pero será a los dieciocho años cuando ingrese definitivamente en RENFE, esta vez con la categoría de Obrero Eventual de RENFE. En estos primeros años su trabajo consistía fundamentalmente el de cargar traviesas, cargar vagones de grava, descargar vagones de balasto ¡con quince años! en fin todos los trabajos propios de un obrero de Vía y Obras.
En el año 1950, a partir de un concurso accede a la categoría de Ayudante de Línea Electrificada; su cometido fundamental será el de la conservación de la catenaria. Su trabajo, según sus propias palabras era muy penoso y muy peligroso. Trabajaban con una escalera metálica de cuatro ruedas que con frecuencia descarrilaba. En aquellos años formaba parte de una Brigada integrada por un Jefe de Brigada, un Celador y cinco Ayudantes. Recibían las órdenes de trabajo de un Jefe de Equipo que les trasmitía la planificación de reparaciones para seis meses.
En 1958 accede a la categoría de Oficial Celador y en 1962 a la Categoría de Jefe de Brigada con destino en Villar del Río. Allí transcurre su vida hasta 1988, año en que se jubila. Durante esos años, junto con el Encargado de Línea decidían semanalmente el trabajo que debían hacer y así se lo trasmitía a los miembros del equipo.
Son años de importantes cambios. A partir de 1962 la escalera es sustituida por castilletes sin motor que era enganchado a un tren en marcha. Las medidas se seguridad mejoran sustancialmente, especialmente con la obligatoriedad de utilizar prendas como el casco, guantes y botas y la obligación de cumplir las normas dictadas desde la Dirección. En 1971 se generaliza el uso de la vagoneta de reparaciones para cada equipo y el Control de Tráfico Centralizado y esto supone un cambio drástico en las condiciones de trabajo.
De sus años en RENFE solamente tiene buenos recuerdos. Recuerda el día que me jubilé me costó una enfermedad,. Recuerda la gran ilusión con que afrontaba su trabajo: El que era ferroviario trabajaba con ilusión. Ahora, el que iba a trabajar a RENFE, no.
Afirma que toda su vida ha estado volcada en RENFE y con orgullo afirma que: Con orgullo he sido, soy y seré ferroviario hasta que me muera.

Romero Segura, José (Entrevistado)

Entrevista realizada a Manuel Villajos por Pilar Domínguez Prats, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), el día 7 de agosto de 2000. Consta de 2 cintas-casete, 110 minutos de grabación y 49 páginas de transcripción realizada por Carmen Grandas Vergara

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0008
  • Unidad documental compuesta
  • 2000-08-07
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Manuel Villajos nació en Alcázar de San Juan en 1930. Hace los estudios primarios y a los 11 años, por necesidad económica, se va a trabajar como pastor para unos ganaderos del pueblo. Continuó este oficio hasta los 17 años, entonces empieza a estudiar en una escuela ferroviaria particular con la intención de entrar en RENFE.
En 1949 ingresó en RENFE como obrero de vía y obras, poco después le ponen a trabajar de "listero", apuntando las tareas que hacen sus compañeros.
Hace el servicio militar en el regimiento de zapadores ferroviarios, después vuelve a Alcázar a una brigada de vía y obras donde trabajó como mecanógrafo. Allí le ocurrió un incidente grave para él pues "se jugaba el pan", cuando se acababa de casar, hacía un año.
Relata con detalle ese incidente: en el año 1959, un compañero le acusó de haber promovida una huelga de ferroviarios, lo cual era falso. Tuvo un juicio de conciliación donde se demostró su inocencia, gracias al apoyo de su jefe y de los compañeros. El promotor del incidente se tuvo que marchar a otro lugar.
Habla de las condiciones laborales en aquellos años 40 y 50, con sueldo bajos y sin herramientas para trabajar, pero sin posibilidad de protestar por ello ya que siempre había otro dispuesto a coger el trabajo.
Más adelante pasa a ser obrero especializado mediante un examen. Luego le proponen ir al sector de enclavamientos "con reemplazo", no fijo. Allí estuvo haciendo el trabajo de engrasador con la categoría anterior; es decir, como obrero especializado (en la entrevista se lee la carta de contestación del director de RENFE, de 1964, a su escrito por haber cobrado de más, la dirección le concedió un premio a su honradez).
Describe el trabajo de engrasador en un enclavamiento hidráulico: limpiar los cambios, las agujas, los cerrojos, las señales y engrasar los cojinetes de los cambios para que las agujas resbalaran bien; lo más importante era la limpieza de todos los aparatos.
Considera que era un trabajo más suave que el de obrero de vía, pues ya no se usaba pico y pala. Había turnos de 8 horas de mañana, tarde y noche. En la brigada había 3 oficiales, 2 ayudantes, dos engrasadores y otros cuatro que no tenían la categoría pero hacían de engrasadores.
En el año 1968 hace una reclamación al director de RENFE para que le reconozcan la categoría de engrasador y gracias a su reclamación se admite el paso directo a la categoría de engrasador de enclavamientos. La plaza era en Sta. Cruz de Mudela, pero no llegó a trabajar allí porque hacía falta en Alcázar de San Juan.
El puesto de ayudante engrasador de enclavamientos lo consigue por medio de un examen en 1982. Su tarea es colaborar con el oficial. Las duras condiciones de trabajo mejoraron con la llegada de otro jefe de equipo a la brigada de enclavamientos, "El Maña", que consiguió que se hiciera un taller de trabajo, allí había una taladradora y una fragua eléctrica, entre otras cosas.
Trabajó de ayudante de enclavamientos sin que se le reconociera esta categoría hasta que se examinó. A partir del 82 fue difícil ascender de categoría porque no había concursos. Como ayudante tenía que hacer un trabajo más especializado: mirar los niveles de agua del depósito del enclavamiento hidráulico, comprobar las agujas y los cambios, etc. La electrificación de las líneas afectó a estos enclavamientos provocando averías.
Habla de las ventajas sociales de la RENFE, en Alcázar había un importante poblado ferroviario pero el no vivió allí porque tenía la casa de su mujer. Sin embargo habla muy bien de la escuela de aprendices de Villagarcía de Arosa donde estudió su hijo soldador chapista, durante tres años desde los 14.
Para él los sindicatos fueron responsables del declive de estas escuelas porque redujeron a un solo año los estudios que allí se hacían. Tiene una actitud crítica respecto a los sindicatos, aunque estuvo afiliado a UGT. Sólo considera bueno el primer convenio que se firmó con los sindicatos, luego dice que no conseguían nada con las huelgas.
Después pasó a instalaciones de seguridad como montador mecánico (1984), un trabajo más sencillo porque funcionaba con un motor eléctrico.
En la última etapa estuvo en Socuéllamos, hacía de oficial, jefe de otro obrero, pero con la categoría de ayudante. Le pagaban lo mismo, más dos horas extra y la comida. Se jubila con 56 años, en 1986, porque tenía más ventajas económicas para él. Tiene creencias religiosas aunque no es practicante.

Villajos, Manuel (Entrevistado)

Entrevista realizada a Pedro Parra Blázquez por Francisco Polo Muriel, en Villanueva del Río y Minas (Sevilla), el día 30 de julio de 2002. Consta de 1 cinta-casete, 64 minutos y 49 segundos de grabación y 21 páginas de transcripción realizada por Elena de Luis Roldán

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-2-PHO-0002-0024
  • Unidad documental compuesta
  • 2002-07-30
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Pedro Parra Blázquez nació el 16 de marzo de 1932, en Villanueva del Río y Minas. Su padre empezó a trabajar como minero y después de ferroviario, y su abuelo era ferroviario, se casó y tuvo cuatro hijos, dos hembras y dos varones. Nos cuenta que en este poblado había diferentes casas, estaban las de los mineros, la de los ferroviarios y la de los jefes y capataces, pero casi todas eran de buena de calidad y con dos o tres habitaciones, pero en el pueblo no había orden porque los mineros llegaban y pedían un terreno y ellos mismos construían su casa, pero cuando el poblado empezó a depender de RENFE, las casas dependían del Ministerio de Hacienda y ya no te daban tanta facilidad para proporcionarte una casa. El poblado poseía agua, luz eléctrica y les proporcionaban el carbón con una cartilla y un hospital. En el poblado existía dos escuelas, una para las niñas, que era llevada por maestras, y la de los chicos que era llevada por los Maristas, según su opinión, la calidad de la educación era muy buena. El poblado poseía una Iglesia, que sólo se usaba para las celebraciones de culto, había dos lugares donde se reunía la gente, la plaza y en el barrio de la Alegría, había un teatro al cual acudían todas las personas pero había reservada una primera fila para los jefazos y celebraban la fiesta de Santa Bárbara y no puede recordar si la empresa les proporcionaba algo, también había un casino, que era solo para gente con altos cargos, y una garita de la guardia civil. También cuenta algún altercado que hubo durante la Segunda República y durante el gobierno de Franco. Asimismo, cuenta que venía gente de Galicia y de Portugal.

Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)

Entrevista realizada a Pedro Prada Mora por Francisco Polo Muriel, en Almorchón (Cabeza de Buey, Badajoz), el día 25 de octubre de 2002. Consta de 1 cinta-casete, 91 minutos y 16 segundos de grabación y 31 páginas de transcripción realizada por Elena de Luis Roldán

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-2-PHO-0002-0001
  • Unidad documental compuesta
  • 2002-10-25
  • Parte deColecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Pedro Prada Mora nació en Almorchón (Cabeza de Buey, Badajoz) el 29 de diciembre de 1929. Hijo de ferroviario, fue el segundo de ocho hermanos, cuatro de los cuales (incluido él mismo) ingresaron en RENFE. Informante para temporadas en el poblado ya que disfruta de una vivienda en régimen de alquiler. Tiene dos hijos, uno de ellos, el varón, es ferroviario. Su relación laboral con el ferrocarril se inició en 1948 cuando comienza a trabajar como auxiliar administrativo en la concesión del economato de RENFE existente en aquellos años en el poblado de Almorchón. En el año 1962 ingresa oficialmente en RENFE al traspasar personal de los concesionarios economatos de RENFE a dicha empresa pública. Se jubiló en 1989 como jefe de Oficina de Segunda. Su último destino fue Alcázar de San Juan en las oficinas de los talleres de Material Remolcado existentes en dicha localidad. Estuvo viviendo en Almorchón hasta que se licenció del servicio militar, que fue en agosto de 1954. Siguió y sigue manteniendo contacto con el poblado. Su padre desempeñó gran parte de su vida activa como Jefe de Estación de Almorchón.
Pedro nos cuenta las cosas que había en el poblado: había una escuela, con dos pabellones, uno para niños y otro para niñas. El personal que había era un maestro, una maestra y una auxiliar. Para los chicos la salida era RENFE y las chicas solían hacer corte y confección, aunque alguna acabó también en el ferrocarril. Como no había bachiller ni siquiera en Cabeza de Buey, los chicos se hacían ferroviarios. También había una iglesia, capilla con campanario, donde se celebraban las misas y comuniones. El cura vivía allí permanentemente. Había también una tienda y una carnicería.
Las viviendas eran de diferentes tamaños, el informante vivía en una con cuatro habitaciones para 11 personas, con un comedor y el servicio en el patio. Cuando era pequeño se alumbraban con quinqué (la electricidad llegó sobre el año 45-46), y no tenían agua corriente, tenían que traerla de los depósitos. Sí tenían algunos animales, como gorrinos, gallinas y conejos y pequeños huertos, por los que tenían que pagar unas pesetas a RENFE.
El poblado contaba con una brigadilla de orden para vigilancia de forma permanente, que entre otras cosas vigilaban las carboneras y actuaba de forma contundente. También había un médico, un ATS y llegó a haber un alcalde pedáneo, que por muchos años fue el padre de Pedro.
Almorchón está cerca del frente durante la Guerra Civil, sufren los bombardeos, los trenes de refugiados y la destrucción de sus casas. Muchos se van a vivir al monte, y más tarde a un vagón marchándose a Almendralejo. Con el final de la guerra muchos ferroviarios sufrieron las consecuencias de la depuración posterior.
Los lugares de encuentro en el poblado eran la pista de baile y la cantina. Los jóvenes jugaban al fútbol en el campo de futbol que había en el poblado, y llegaron a formar un equipo, el Club de Futbol de Almorchón, y competían con otros pueblos. En la escuela, los niños representaban obras de teatro.
En Almorchón celebraban algunas fiestas, como la romería a la ermita de la Virgen de Belén (27 de septiembre), la celebración de las pascuas, que adornaban con madroños y abrían las casas para tomar algo con los demás vecinos. También celebraban La Candelaria.

Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)