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Entrevista realizada a Domingo Aguilera García por Pilar Folguera Crespo, en Reinosa (Santander), el día 1 de junio de 2000. Consta de 1 cinta-casete, 90 minutos de grabación y 19 páginas de transcripción realizada por Pilar Folguera Crespo

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0015
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  • 2000-06-01
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Domingo Aguilera García nació en Orense el 4 de mayo de 1964. Su padre era Jefe de Estación, hoy está jubilado. Su madre es ama de casa. Tiene dos hermanas, ninguna de las dos trabaja en RENFE. Su abuelo y su abuela paternos fueron ferroviarios, su bisabuelo también, así como algunos de sus tíos.
En su familia se vivía una ambiente sin estrecheces económicas porque como él recuerda: el hambre pasa por la puerta de un ferroviario pero no se queda. De ideas políticas moderadas, aunque recuerda que su abuela era pariente de Onésimo Redondo y eso marcó el ambiente familiar. En general, lo que primó en la educación familiar fueron los valores del trabajo, el estudio y el esfuerzo. Su padre ha marcado enormemente su vida. Reconoce que su amor por el estudio y el conocimiento se lo inculcó él, así como la afición por los viajes, la escritura, la historia y la geografía.
Realizó sus estudios primarios en los Salesianos y posteriormente hizo el Bachillerato. Ha realizado también estudios de Sociología y un Master de Derecho Tributario. Posteriormente entra en la Academia de Ferrocarriles, en lo que se llamaba el Regimiento de Prácticas con la intención de ingresar en RENFE. Así lo hace en el año 1983, con dieciocho años pero dificultades de negociación entre RENFE y el Ejército le impiden ingresar en ese año; tendrá que esperar a 1986, cuando tenía veintidós años para que pudiera culminar un deseo largamente esperado. Reconoce que la saga familiar influyó mucho en su decisión, en su casa, desde siempre, se había vivido un ambiente de ferroviarios y reconoce que esto se lleva en la sangre.
Su categoría de entrada será la Oficial Celador de Entrada de Línea Electrificada y entre sus competencias estaba la del Mantenimiento de la Catenaria, trabajos de taller y revisiones. Dos años más tarde pasa a Oficial Celador, sin Entrada.
Recuerda que en esos años el trabajo era básicamente manual y las condiciones de seguridad muy escasas, incluso había bastante resistencia por parte de los miembros del equipo de utilizar material de seguridad tales como guantes o botas.
En 1991, mediante concurso es ascendido a Jefe de Equipo y en 1995 se instala en Reinosa, donde actualmente vive como Jefe de Equipo de Línea Electrificada. En este puesto se ocupa del mantenimiento de 65 Km de vía. En su trabajo diario procura transmitir una idea de equipo, de colaboración, de ideas claras sobre lo que hay que hacer.
Los planes de trabajos vienen marcados por la Gerencia Territorial de Bilbao y de Valladolid. Inmediatamente por encima de él se encuentran el Encargado de Línea Electrificada y el Supervisor, con los que discute los planes elaborados a niveles más altos.
Las condiciones de trabajo han mejorado sustancialmente en los últimos años aunque se lamenta que la zona de Reinosa tiene un trazado y un material anticuado.
Domingo Aguilera representa en cierta una nueva generación de trabajadores de RENFE. Considera que hoy las cosas han cambiado, en el sentido de que los trabajadores ya no dedican las veinticuatro horas del día a RENFE y recuerda como su padre le recrimina: Vosotros ya no sois ferroviarios. Hoy se plantea un mundo aparte de RENFE: amigos, aficiones incluso aspiraciones.
Afirma que las cosas han cambiado sustancialmente en RENFE. A partir de los años noventa ha pasado a ser una empresa mucho más competitiva, una empresa más moderna que debe presentar una cuenta de resultados. Esto ha supuesto una importante ruptura con las antiguas formas de trabajo pero se siente relativamente satisfecho con el cambio aunque algo frustrado porque no ha aprovechado los conocimientos adquiridos a lo largo de su vida profesional.

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Entrevista realizada a María Concepción García González (Inmaculada) por José María Gago González, en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (Madrid), el día 25 de mayo de 2000. Consta de 2 cintas-casete, 122 minutos de grabación y 40 páginas de transcripción realizada por José María Gago González

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0018
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  • 2000-05-25
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Inmaculada García nace en Burgos, en donde residían sus padres, ya que el destino de su progenitor, ferroviario, era la localidad castellana.
Perteneciente a una familia ferroviaria, en donde no sólo el padre sino también el abuelo paterno formaban parte de los empleados del ferrocarril, pasa los primeros años de su vida en un ambiente presidido constantemente por el mundo ferroviario; amigos, familiares, entornos pertenecen al ámbito del tren.
La entrevista aporta elementos diversos pero de gran interés, que además sirven de contrapunto a otras de las entrevistas realizadas.
En primer lugar el componente de juventud, no sólo por que la entrevistada se incorpore recientemente a la compañía: 1986, con lo que esto conlleva de desempeño de un trabajo en unas condiciones históricas y laborales muy peculiares y muy diferentes a lo que el trabajo y las condiciones de trabajo había sido históricamente en la RENFE. Esta circunstancia hace que viva los años de las transformaciones más radicales en la Empresa ferroviaria, tanto en lo que se refiere a la tecnología, como a la reducción de personal, fin de algunas de las prestaciones sociales u organización del trabajo en el mercado interno de RENFE.
Describe dos formas de trabajar en la Compañía, que son dos culturas del trabajo diferentes, una primera voluntarista y resignada que idealiza a la Empresa y una segunda, en la que se insertaría, por talante y preparación, la entrevistada, en la que prima la profesionalidad y las relaciones sociales más democráticas, sin que se haya perdido enteramente la escasez de medios y una cierta resignación.
Nuestra interlocutora ingresa en la Compañía a una edad muy temprana, siendo todavía una adolescente. Esto le lleva a un acceso compartido con el estudio, que mantendrá durante años, incluso bastante tiempo después de haber ingresado en la RENFE. Esta circunstancia generará en la entrevistada, por una parte, unas expectativas de trabajo futuro que sólo se satisface muy recientemente, y por otra una preparación para el desempeño, dentro de la Compañía, de una serie de actividades no estrictamente laborales, como son la representación sindical de su Sección. Por último condiciona un tipo de trabajo, a tiempo parcial, poco usual en la Empresa.
Su categoría de Montador Electricista de Instalaciones de Seguridad supondrá la culminación a su preparación en la Escuela de Aprendices a la que había accedido mediante examen, la cualificación que adquiere en la misma la pondrá en práctica una vez que se incorpora definitivamente a la Empresa, y que le obligará a realizar buena parte de su trabajo al aire libre y en contacto directo con la infraestructura ferroviaria y el mantenimiento de las instalaciones vitales para la seguridad viaria.
En los primeros años la falta de medios le obliga, como otros compañeros y compañeras a un desplazamiento para realizar las reparaciones en el propio tren, pero posteriormente la equipación de vehículos de motor en la Compañía supone un cambio cualitativo importante en el desempeño del trabajo.
Finalmente su condición de universitaria le sitúa en un lugar distinto, pero distante, de sus compañeros de trabajo, básicamente con estudios medios o primarios.
Inmaculada es miembro de la última promoción que accede a RENFE a través de la bien considerada internamente Escuela de Aprendices. Esto también lleva aparejado el que sea una de las personas más jóvenes, incluso en la actualidad, en Red ferroviaria.
Su condición de mujer le sitúa en una tesitura particular dentro de la Empresa; primero porque es parte de un colectivo poco numeroso en Infraestructuras e incluso en la RENFE, segundo porque debe acometer su integración con ciertos inconvenientes derivados de la falta de tradición laboral femenina en los medios en los que los va a desempeñar, no tanto por el componente fuertemente masculinizado de su categoría laboral, como por la falta de previsión de la Compañía para las necesidades específicas derivadas de su sexo.
Su vertiente sindical es múltiple, tanto porque representará a sus compañeros de Sección, que se consideraban tradicionalmente olvidados en las reivindicaciones generales y genéricas que los sindicatos de clase realizaban, como porque lo hace desde su condición de joven licenciada en Derecho y desde una candidatura independiente.
La experiencia sindical será breve, menos de un año, pero enriquecedora en cuanto a posibilitar el conocimiento real e interno de los entresijos de la negociación sindical y el quién es quién dentro de RENFE. No obstante un cierto punto de desencanto se deriva también de esta experiencia, puesto que sirve, a nuestra interlocutora, para comprobar fehacientemente la resignación, cuando no el desinterés o el miedo a la reivindicación de los derechos, de muchos de sus compañeros de trabajo.
La entrevista que discurre por derroteros de cordialidad y sinceridad, supone, finalmente, una nueva aportación al conocimiento de la Historia Social de los ferroviarios, por cuanto aparece en ella la forma de vida derivada del desempeño de una actividad determinada, dentro de un contexto social e histórico determinado y en una Empresa tan peculiar y específica dentro del mundo del trabajo como es RENFE; a una edad tan temprana como lo hace nuestra interlocutora y con los condicionantes y características que ella tiene.

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Entrevista realizada a Ramón Escribano Méndez por Pilar Folguera Crespo, en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (Madrid), en el mes de mayo de 2000. Consta de 1 cinta-casete, 61 minutos de grabación y 9 páginas de transcripción realizada por Pilar Folguera Crespo

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0020
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  • 2000-05-01 - 2000-05-31
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Ramón Escribano Méndez nace el 5 de noviembre de 1946. Se gradúa en la Escuela Técnica Superior de Ingeniero de Caminos de Madrid en el curso 1973-1974.
Ese mismo año ingresa en RENFE como Técnico de Planeamiento Territorial. Aunque sin antecedentes familiares en la empresa, el entonces Secretario General de RENFE, Alejandro Rebollo, le pide que se incorpore a RENFE con el fin de abordar la transformación urbanística del suelo de RENFE. Ingresa en la Empresa con una categoría de entrada de Técnico de Planeamiento Territorial
Durante este periodo realiza el Máster en Ordenación del Territorio y el Máster en Dirección y Gestión de Empresas Constructoras.
Son los años que él califica de “precambio”, años tumultuosos en los que desde el punto de vista laboral comienza a haber problemas para los ingenieros de caminos. La situación económica es difícil y RENFE, como otras empresas públicas, debe afrontar los sucesivos balances deficitarios, lo que le llevará a replantearse la modernización y competitividad de la empresa. En este empeño participará un grupo de gente joven entre los que se encuentra Ramón Escribano que, sin vínculos familiares anteriores con RENFE, afrontarán el cambio tecnológico y organizativo de la empresa. Con este objetivo entra a formar parte de la Jefatura de Urbanismo en el Gabinete de Urbanismo y Patrimonio.
En 1981 es nombrado Asesor del Subsecretario del Ministerio de Obras Públicas pero, al no existir esa fórmula jurídica, se le nombra Delegado del Ministerio en Zamora. Este cargo le permitirá diseñar el proceso de transferencia de las competencias del Ministerio a las recientemente creadas Comunidades Autónomas.
En 1981 reingresa en RENFE como Jefe del Grupo de Obras en la Jefatura de la Unidad de Pasos a Nivel y posteriormente pasa a ostentar, en 1984, la Jefatura de la Unidad, y en 1986 la Gerencia de la misma Unidad desde donde relanza el Plan de Señalización de los Pasos a Nivel.
Son los en los que se suscriben los primeros Contratos Programas y junto con otros técnicos se embarca en el objetivo de un nuevo diseño que hiciese a RENFE una empresa no deficitaria y competitiva.
En 1996 es nombrado Director Adjunto a la Presidencia desde donde se responsabiliza de las áreas de comunicación, con el encargo de cambiar la imagen de RENFE, mejorar la seguridad y coordinar el Gabinete de la Presidencia.
En 1999 es nombrado Director General de Infraestructura y Servicios con el cometido de preparar la Infraestructura de RENFE para los próximos años.

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Entrevista realizada a Fausto Leal Pérez por Pilar Folguera Crespo, en su despacho de Renfe en Madrid, el día 29 de mayo de 2000. Consta de 2 cintas-casete, 100 minutos de grabación y 25 páginas de transcripción realizada por Pilar Folguera Crespo

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0022
  • File
  • 2000-05-29
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Fausto Leal Pérez nació en Madrid el 3 de marzo de 1942. Su padre era médico y colateralmente tenía algunos contactos con RENFE, ya que era facultativo de la Asociación Medico Ferroviaria Farmacéutica. Su madre era ama de casa. Está casado y tiene una hija. Es el mayor de siete hermanos, procede de una familia de clase media en la que la prematura muerte del padre le obligó a ejercer la responsabilidad derivada de ser el mayor de la familia. En su familia haba un escaso interés por la política y en cuanto a las ideas religiosas, ni el Instituto Ramiro de Maeztu ni en su casa había una excesiva presión para inculcarlas.
Su orientación hacia la carrera de Ingeniero de Caminos se debió un poco por exclusión. No quería ser médico como su padre y tomó la decisión personal de estudiar ingeniería. De aquellos años de la Escuela recuerda que había mucho ambiente de estudio y los estudiantes estaban muy presionados por la exigencia de aprobar todas las asignaturas a la vez.
En 1974 ingresó en RENFE. Entonces era Catedrático de Ferrocarriles y Director de RENFE Jaime Badillo y el ingreso se realizaba de forma casi inmediata.
Entra como Ingeniero en el Departamento de Obras e Instalaciones que posteriormente se llamaría Dirección de Obras e Instalaciones y posteriormente de Infraestructura. Concretamente le asignarán a la Unidad de Túneles.
A partir de 1977 le asignaron como Ingeniero Director de las obras de construcción de la doble vía de San Vicenc de Calders a Molins del Rey. De esos años recuerda la complejidad de unas obras en las que su responsabilidad era que no se interrumpiera el tráfico de trenes y que hubiera las condiciones necesarias de seguridad. Él recuerda cómo conseguía transmitir a las personas que estaban a su cargo un espíritu de equipo y de colaboración.
En 1979 le nombran Jefe de Puentes y Explanaciones pero no se siente muy identificado con su trabajo de auscultación de puentes y plataformas y opta a la Jefatura de la Delegación de Príncipe Pío y posteriormente a Delegado de Instalaciones Fijas de Príncipe Pío en la Zona 1 en Madrid. Fundamentalmente su competencia era la que las líneas tuviesen el exigido mantenimiento, así como la electrificación.
De esos años recuerda las estrechas relaciones que tenía con los trabajadores de la zona, que en ocasiones ascendían a un número de quinientos. Dentro de unas relaciones muy jerárquicas intentaba llevar a cabo una labor de equipo de forma que :Si todos tiramos del mismo lado el armario va y se mueve. De esta siempre se ha sentido respaldado por las personas que trabajaban junto a él, incluso en época de negociación de los convenios y de conflictos laborales derivados de la negociación del mismo.
En 1987 le nombran Ingeniero Jefe de Obras en la Zona Centro. Entonces su misión fundamental era de la mantener las relaciones con el Ministerio y las Comunidades Autónomas. Se mantiene en este puesto hasta que en 1988 le encargan que lleve la responsabilidad de la construcción del tramo Córdoba- Sevilla del AVE, concretamente de la Infraestructura y de la Vía. Se esa etapa recuerda las enormes innovaciones que se introducen para su construcción y la necesidad de avanzar en el proyecto para que sea posible su inauguración en 1992.
Actualmente es Jefe de Infraestructura y su cometido es el de la conservación y mantenimiento de toda la línea de “Ancho RENFE”.
Después de casi treinta años de ejercicio profesional se siente plenamente respaldado por RENFE y mantiene el entusiasmo y dedicación de sus primeros tiempos. Considera que “siempre ha arropado a sus subordinados y ha sentido arropado por sus superiores”.

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Entrevista realizadaa Francisco Rodríguez Calderón por Pilar Folguera Crespo, en León, el día 6 de mayo de 2000. Consta de 2 cintas-casete, 105 minutos de grabación y 55 páginas de transcripción realizada por Carmen Grandas Vergara

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-1-PHO-0001-0025
  • File
  • 2000-05-06
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Francisco Rodríguez Calderón nació el 6 de abril de 1942 en Lorenzana, provincia de León. Su padre era ferroviario, mozo de tren y su madre ama de casa. Sus abuelos paternos también fueron ferroviarios, en ambos casos fueron guardabarreras. Procede de una familia de seis hermanos, de los cuales uno también ha seguido la carrera del padre. Está casado, su mujer es ama de casa y tiene tres hijos, los tres trabajan en RENFE.
Recuerda una infancia muy feliz, en casa de sus abuelos, hasta que sus padres pudieron independizarse. Tanto sus padres como sus abuelos les inculcaron el amor al trabajo y el respeto a sus mayores. Recuerda que iba a la escuela pero solamente cuando le dejaba libre sus trabajo en el campo. Así transcurrieron sus primeros catorce años de vida hasta que sus padres decidieron que debía prepararse para su ingreso en RENFE. Recuerda: En aquella época había pocas oportunidades y esa (entrar en RENFE) era casi la única. .. En aquella época era la mejor, porque no exigían muchos estudios y teníamos preferencia por ser hijos de ferroviarios...
Ingresó en RENFE en el año 1958 con quince años, a partir de la convocatoria general que se realiza para ingresar en la Escuela de Formación de León. En la Escuela compatibilizaban el estudio con el trabajo en el taller donde aprendían las diversas especialidades de la Escuela: montadores, electricistas, forjadores, torneros, soldadores.... Francisco concretamente eligió la especialidad de montador electricista.
Cuando finaliza su periodo de formación le destinan a Villabona en Asturias y posteriormente le ascienden a Ayudante de Subestación en Ponferrada. Recuerda el trabajo en equipo, formado por un Encargado de Subestación y tres Ayudantes, que se repartían en tres turnos, en la propia subestación, de forma que tenían que hacer todo tipo de maniobras, la mayoría de ellas muy peligrosas, muchas veces en solitario y durante toda la noche.
El trabajo era altamente peligroso, de hecho recuerda que: en aquella época se fueron muchos compañeros... Recuerda que durante muchos años trabajaron sin ningún enclavamiento, solamente basándose en la memoria de los propios trabajadores, de forma que era relativamente corriente las descargas de 46.000 voltios.
Posteriormente se trasladó a la subestación de La Robla, donde trabajó durante 17 años realizando la misma tarea, aunque su categoría entonces era de Encargado de Subestación. Recuerda como su vida transcurría entre la subestación y la vivienda que se encontraba muy cercana a la subestación. Recuerda el clima de camaradería que había entre ellos, en el trabajo y en el día a día, muchos de sus compañeros de entonces continúan siendo sus amigos.
En 1980 asciende a Subjefe de Sección y se traslada a Bilbao. Son los años en los que se producen importantes innovaciones y se introducen importantes medidas de seguridad con lo que los accidentes se reducen de forma drástica.
En 1990 vuelve a León, con la categoría de Encargado de Subestación y a partir de esa fecha se instalan telemandos en prácticamente todas las subestaciones, con lo que el sistema de trabajo se transforma drásticamente. Mejoran las condiciones de trabajo y se reducen prácticamente todos los accidentes.
Hoy, tras 43 años de trabajo en RENFE se encuentra a punto de prejubilarse y el balance de su vida profesional es totalmente positivo. Sí, yo pienso que se puede ir uno tranquilo dice. RENFE le ha permitido hacer amigos y le ha permitido trabajar en lo que le gusta manteniendo un nivel de vida aceptable.

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Entrevista realizada a Alejandro Sánchez Inchausti y Jorge López Cardiel, antiguos maquinistas de tracción diésel y tracción eléctrica, por Ana Cabanes Martín, en el salón de actos del Museo del Ferrocarril de Madrid y en el interior del Automotor TER 597-010-8 (Ex 9710), ubicado en la nave central del Museo, el día 19 de noviembre de 2015. Consta de 3 archivos audiovisuales en formato avi (604 MB / 2,87 GB / 1,45 GB), con 1 hora, 13 minutos y 25 segundos de grabación (00:08:52 / 00:43:26 / 00:21:07), y 30 páginas de transcripción realizada por Rosana Sánchez de Bustamante González

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-4-PHO-0004-0004
  • File
  • 2015-11-19
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Resumen Video 1: Alejandro Sánchez Inchausti “el Guerra” y Jorge López Cardiel “el Chatarrero”, maquinistas jubilados de Renfe, han sido entrevistados con motivo de la exposición denominada "TER: 30 años de servicios ferroviarios" (http://www.docutren.com/expoter/index.asp). En este video Alejandro narra su trayectoria como maquinista de TER y Talgo, desde sus primeros contactos con los trenes, ya que era hijo de maquinista (Sánchez Guerra, de cuyo segundo apellido procede su “nombre de combate” en el ferrocarril). Cuando su padre ingresó en RENFE, se fundó el grupo de maquinistas de tracción diésel. Estando su padre destinado en Galicia, los primeros automotores prestaban servicio entre Madrid y Coruña, y él acompañaba al equipo durante el mantenimiento de los trenes. Al volver su padre a Madrid, Alejandro quería entrar en la escuela de aprendices, pero al llegar el Talgo, su director preguntó a los maquinistas de RENFE si conocían a algún aprendiz, y los maquinistas se lo propusieron a su padre. A pesar de que él no quería, tuvo que obedecer a su padre e irse a Talgo. Ingresó en Talgo el 24 de septiembre de 1951, como aprendiz de electricista, a las órdenes de Pablo Herreros, jefe del depósito de Aravaca, el primer maquinista que hizo las pruebas de los Talgo. Al poco tiempo, el oficial electricista se volvió a Renfe, y con veinte y pocos años Alejandro se hizo cargo de la parte eléctrica. Luego continuó preparándose, hizo también mecánica y su ascenso fue muy rápido, hasta jubilarse como jefe de departamento de locomotora. Alejandro comenta la importancia de que hubiera habido un mayor contacto del personal de reparación con el de conducción, y que los mecánicos y electricistas tenían que haber hecho más viajes, para que los problemas que surgían durante el trayecto se hubieran podido solucionar con mayor rapidez y eficiencia. En este aspecto, él había tenido una gran ventaja en su etapa de maquinista, al tener conocimientos tanto de mecánica como de electricidad. A continuación comienza su presentación Jorge López Cardiel, pero interrumpen la grabación porque está sonando su teléfono móvil.

Resumen Video 2: Jorge López Cardiel, “el Chatarrero”, comenzó en Mercancías y luego estuvo dos años en Aravaca, en los Talgo. En 1984 pasó a Cerro Negro, algo considerado de privilegiados en esa época, donde estaban los automotores diésel, como ayudante de maquinista. A los dos meses de hacerse maquinista, lo reclamaron del TER, para ubicarlo ya definitivamente en los depósitos de Cerro Negro, donde comenzó su labor de unión entre el taller y los maquinistas, algo que se sustanció al crearse las UNEs, concretamente la UNE de Regionales, a la que dieron los automotores, pasando así de los automotores diésel al comienzo de su vida laboral, a los trenes eléctricos a partir de la creación de Regionales. A continuación, hablan de la introducción del TER en el año 1964. Alejandro recuerda que su padre recibió en Príncipe Pío el primer TER que vino, y luego pasó a ser maestro de talleres en Cerro Negro, donde, en su día de descanso, Alejandro lo acompañaba en los viajes de pruebas de los TER. Alejandro explica la reparación y modificación del 9711, en Aravaca, pues le pidieron que averiguase por qué los motores, bien reparados en Fiat, duraban sólo 40 o 50.000 kilómetros. Él descubre la causa de tantas averías, que era el excesivo precalentado: algunos maquinistas dejaban el tren en marcha toda la noche, para no estar pendientes, en lugar de ir con tiempo suficiente por la mañana para calentar el motor. Luego pasan a hablar de los maquinistas, y Jorge relata que, al principio, en RENFE iban un maquinista y su ayudante, al que se permitía practicar la conducción bajo la supervisión del maquinista. La razón de que tuvieran que ir dos personas en la cabina era por una exigencia debida a que el TER al principio era muy precario en sistemas de seguridad. Al evolucionar la seguridad, ya se autorizó a que en los trenes fuera solamente el maquinista, como sucede actualmente. Alejandro comenta el confort que supuso el TER, debido sobre todo a que su centro de gravedad era muy bajo y la estabilidad proporcionada por la situación del motor horizontal bajo el vehículo. Sin embargo, la velocidad comercial alcanzada no superaba los 100 km por hora, a causa de la orografía y el tipo de vías, ya que el 80% de ellas tenían traviesas de madera. Luego hablan de la organización de los talleres de Cerro Negro. Alejandro manifiesta que estaba muy bien montado y el personal muy preparado, pero poco a poco fueron cerrando departamentos por falta de presupuesto. Jorge añade que, aunque había depósitos en Sevilla y Barcelona, el depósito base era Cerro Negro. Y al principio, los únicos maquinistas autorizados eran los del TER, los de Cerro Negro; eso implicaba que, al tener que ir una misma pareja de conducción siempre con un tren, tenían que estar siete días o más fuera de casa. Con las actualizaciones del TER y la autorización a los maquinistas para otros vehículos y no sólo uno, empezó la decadencia de los vehículos y la dejadez en el cuidado de los mismos. Continúan con sus experiencias en la conducción del TER, desde la época gloriosa de los primeros veinte años, pasando por las posteriores modificaciones en los vehículos, los distintos trucos que utilizaban en caso de averías o fallos durante los viajes, el paso de dos maquinistas a uno en cada tren… También comentan sus trayectos de larga distancia, como el Madrid – Lisboa, los transversales Salamanca – Barcelona , Madrid – Sevilla –Cádiz. Al crearse la UNE de Regionales, el TER dejó estos servicios, que pasaron a Talgo, y empezó a utilizarse en Regionales, para terminar como trenes turísticos. Todas estas experiencias les resultaron muy agradables. El último viaje comercial del TER en España fue en 1995, el TER 52. Luego vino una delegación argentina, que compró dos unidades TER, otras dos locomotoras y coches de viajeros. Jorge fue uno de los encargados de llevarlos a Argentina, a la provincia de Río Negro, formar a un grupo de personas y poner en marcha el TER en la ruta Bariloche – Buenos Aires. Comentan anécdotas variadas sucedidas en los viajes, relativas a averías o por ejemplo a la preparación de las comidas en los llamados “cuartos de agentes”, donde pernoctaban siete u ocho parejas de maquinistas, turnándose para comprar, cocinar, etc. Alejandro recuerda cuando, en la época de las máquinas de vapor, cocinaban sobre las ascuas colocadas en la pala, y allí se hacían sus pucheros. Jorge comenta un viaje al taller de Málaga para reparar el TER número 11, donde estuvieron una semana y coincidió con Alejandro, disfrutando de una semana de restaurante y playa. Terminan hablando de los diferentes cambios de color en los TER, desde su original azul, hasta la creación de las UNEs (de Regionales, Largo Recorrido…), con un color diferente cada dos o tres años; en la actualidad, los trenes son blancos, con una raya del color característico de cada UNE.

Resumen Video 3: Alejandro y Jorge recorren el interior de un TER en el Museo del Ferrocarril de Madrid mientras explican las características y funcionamiento de los diferentes coches que lo componen. Empiezan por el coche motor, que utilizaban para realizar los cambios de sentido, para no tener que ir marcha atrás y hacerlo de forma más rápida. A continuación pasan al coche de primera clase, donde comentan la posibilidad de girar los asientos para cambiarlos al sentido de marcha; muestran las bandejas sujetas con imanes, donde se podía colocar la comida o bebida que te servían; los timbres para llamar al camarero. Luego entran en el coche donde estaba la cocina y recuerdan los buenos menús que servían, en el cual, posteriormente se quitaron los muebles donde guardaban el menaje, etc, y pusieron asientos en su lugar. Pasan al coche de segunda clase, con sus espacios para colocar el equipaje de mano sobre los asientos. Alejandro relata cuando los pasajeros llevaban hasta las meriendas, etc. Llegan al furgón de equipajes, donde Jorge comenta que además llevaban allí en unos armarios las aceiteras para engrasar el tren, el teléfono portátil, banderines, petardos… El equipo del aire acondicionado que daba servicio a los dos coches lo tenían en ese furgón. Y también en ese furgón iba el jefe de tren. Finalmente entran en la cabina principal del coche motor, donde está el control del motor de tracción. Jorge va mostrando los diferentes elementos: el termómetro del agua del motor, el Tren Tierra (sistema de control de señales que facilitó que fuera un solo maquinista), el hombre muerto (que tenían que llevar siempre pisado el pedal); explica el funcionamiento de la máquina: su encendido, puesta en marcha…; el pupitre en el que detectaban las posibles anomalías; enseña el teléfono con el que se comunicaba con el puesto de mando (y que supuso una comodidad, ya que antes tenían que bajar del tren y utilizar el teléfono que había en la señal); hay también un cajón donde se montaba el equipo de música en los trenes turísticos, con altavoces en los vagones. Para terminar, comentan algunos cambios, como la circular del alcohol, la desaparición de las azafatas, y alguna incidencia con los materiales transportados. Lo más grave que recuerdan fue el accidente del TER que iba a Coruña y Vigo, que chocó en Las Navas del Marqués contra un tractor que se quedó sin frenos; hubo muchos muertos. Finalizan con el relato de un suceso en el que unos chicos que estaban en un internado en Sigüenza, un viernes en que volvían a Guadalajara entraron en el aseo del tren, cogieron todas las servilletas que allí había y las quemaron en una papelera; no consiguieron apagar el fuego que se produjo y se quemó el coche motor del tren.

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Entrevista realizada a Miguel Ordóñez Valdenebro por Domingo Cuéllar Villar, en Espelúy (Jaén), el día 6 de septiembre de 2002. Consta de 1 cinta-casete, 19 minutos y 30 segundos de grabación y 9 páginas de transcripción realizada por Elena de Luis Roldán

  • ES 28079. AHF D-1-2-1-2-PHO-0002-0020
  • File
  • 2002-09-06
  • Part of Colecciones

RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (AMPLIAR)
Miguel Ordóñez Valdenebros nació el 9 de julio de 1929 en Ronda, Málaga. Está casado y tiene cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Su abuelo y padre eran ferroviarios. Su padre trabajaba de fogonero en la Compañía Algeciras Railway Co., en Algeciras y su madre se dedicaba a las labores domésticas. Su suegro fue capataz y vivía en Espelúy. En 1993, cuando él tiene cuatro años, su padre muere y él y su madre se trasladan de Algeciras a Torremolinos, donde su madre comienza a trabajar en el colegio de huérfanos. A los 15 años, en 1944, acude al colegio de huérfanos ferroviarios donde recibe formación preparatoria para RENFE en promoción de militares en prácticas en el servicio de trenes. Su periodo militar lo realiza en Córdoba excepto el último año que lo hace como jefe de tren militar en Málaga. En 1952 termina el servicio militar y regresa a Córdoba como mozo de tren, aunque allí no pueden adquirir ninguna vivienda ferroviaria por hallarse ocupadas. El 30 de noviembre de 1987 se jubila con la categoría de jefe de tren y tras jubilarse, en 1988, se traslada con su mujer a una vivienda de la RENFE en Espelúy. Durante la entrevista, comenta la existencia en Espelúy de varios pabellones construidos por RENFE, así como la existencia de un refugio de guerra, debajo de un cuartel. Describe la vida allí, con sus verbenas, la construcción de una segunda iglesia, y el hecho de que la mayor parte de la gente ha vivido más en la estación que en el pueblo de Espelúy, aunque todas las actividades administrativas se realizaban en el pueblo. También menciona la escuela, a la que acudían tanto niños como niñas. Por último, menciona que el bypass les ha dejado aislados, obligándolos a ir a Baeza o a Jaén a coger el tren si quieren ir a Madrid.

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