- ES 28079. AHF D-1-2-1-2-PHO-0002-0031
- Unidad documental compuesta
- 2003-12-01
Parte deColecciones
RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (NO TIENE)
Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (NO TIENE)
Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Juan Pérez nace en Posadas, en la provincia de Córdoba, en donde el padre tenía destino ferroviario, lo que implicaba que la familia estaba afinada en esta localidad.
Una primera parte de la entrevista transcurre en torno a la vida familiar, que es, una vez más, netamente ferroviaria.
Destacamos de la entrevista la confirmación del interlocutor sobre la precariedad de los recursos de las familias ferroviarias en los años cincuenta, que obligaban estas familias a complementar sus economías con productos y materiales provenientes de la propia Compañía, o del campo circundante al trabajo ferroviario. No es excepcional el que el resto de los miembros de la familia contribuyan con su trabajo al salario familiar, especialmente el trabajo el de las madres.
La entrevista viene a aportar varios elementos más, entre los que cabe destacar el sistema de acceso, que en el caso de nuestro interlocutor se realiza a través del Regimiento ferroviario de zapadores, considerada como una de las tres fórmulas habituales de incorporación a RENFE, tiene la peculiaridad de tratarse de un acceso dilatado y peculiar, por cuanto supone una preparación simultánea a la incorporación, mientras se realiza el servicio militar, con disciplina militar, pero con formación específica para RENFE; en cualquiera de las especialidades que se podrán desempeñar una vez establecido definitivamente en la Compañía de trenes.
La influencia familiar y aún más el interés de padres y familiares porque Juan se incorpore a RENFE es determinante para que este acceda a la Compañía en los años sesenta.
Nuestro interlocutor describe minuciosamente el trabajo que realiza tanto de Ayudante como de Oficial de Comunicaciones y los problemas laborales y personales que se plantean en el desempeño de su actividad.
Nos cuenta como han ido cambiando los métodos y los procedimientos en RENFE y como la incorporación de nuevas tecnologías supone un alivio en el duro trabajo al aire libre a la vez que reduce el riesgo de accidentes.
El carácter estatal de la RENFE posibilita el que los traslados sean frecuentes en todas las categorías, de manera particular si un Agente quiere ascender de categoría. Esta circunstancia no es valorada de forma negativa por nuestro entrevistado, sino que lo da como algo normal y lógico.
El sistema de primas está muy presente en la entrevista a la hora de la remuneración del trabajo, tanto por lo habitual de este tipo de compensación, relacionado con las horas extraordinarias, como porque el interlocutor lo conoce de primera mano, en todo tipo de destinos que ha tenido.
Mientras el Agente es soltero el sueldo que percibe en los años sesenta y setenta es suficiente para satisfacer sus necesidades y deseos, que van desde el pago del alojamiento si están de patrona, hasta las diversiones y por supuesto las necesidades más primarias como alimentación y vestido.
Si el ambiente ferroviario se había vivido en la familia paterna, este continua muy vivo en la propia familia, puesto que si bien la mujer de nuestro entrevistado no está empleada en la RENFE sus antecedentes familiares son también muy ferroviarios y vive intensamente el ambiente del tren.
Pérez Ojeda, Juan (Entrevistado)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (NO TIENE)
Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA: (NO TIENE)
Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Nace en Collado Mediano (Madrid) en 1964; de padre ferroviario (obrero especializado de vía y obras) y madre cocinera. Su infancia transcurrió en el pueblo, junto a sus tres hermanos, hasta 6º de EGB. Recuerda el vagón del economato y los viajes familiares en tren a Madrid los días festivos.
Luego siguió estudiando interno en Madrid, el primer grado de formación profesional (electrónica) y parte del segundo grado. No acabó este grado porque su padre le convenció para presentarse a la convocatoria de militares de ingreso en RENFE; al aprobarla estuvo tres años de servicio militar, de los 18 a los 21 años.
Describe las actividades y la enseñanza en estos años de “mili”, el primer año fue el más duro porque había una disciplina exagerada y se exigía mucho estudio. En principio pensaba ir a telecomunicaciones o señalización, pero en función de las notas y la oferta de plazas tuvo que hacer la especialidad de enclavamientos mecánicos. Hizo dos años de prácticas en enclavamientos como militar, junto a un cursillo teórico para ser oficial. Al licenciarse salió con la categoría de ayudante, pero a los dos años pasaba automáticamente a oficial. En su opinión la formación que les daban era excesivamente teórica.
Las prácticas consistían en estar seis meses en “conservación” o mantenimiento y otros seis meses en “montaje”.
El mantenimiento lo hizo en la línea de Príncipe Pío, desde Madrid a Robledo de Chavela. Revisaban todas las estaciones comprobando los cambios, los ayudantes se ocupaban de la limpieza y el engrase de los aparatos y también comprobaban su funcionamiento, divididos en grupos.
Tiene buenos recuerdos de esta primera etapa ya que en enclavamientos había compañerismo y una buena relación con la gente mayor. Las condiciones de trabajo “no estaban mal” y además valora las ventajas de los viajes gratis en tren y las vacaciones.
En los talleres de material fijo de Villaverde Bajo el trabajo era más monótono, se limpiaban los aparatos dentro del taller, aunque también hicieron el montaje de la estación de Villaluenga- Yuncler en la línea de Cáceres.
A diferencia de las épocas anteriores, trabajaban con monos, botas y guantes que daba la empresa. Estos se rompían mucho y no eran suficientes.
Considera que entró en una buena época para el ferrocarril español, había mejorado mucho en su infraestructura y en el sueldo de los trabajadores.
Los últimos meses de “mili” fueron en Chamartín, donde había mucho trabajo y poco personal. Trabajó con “los eléctricos” en la línea hasta Burgos por ser un CTC.
Destino definitivo en Santander como oficial de entrada (luego se llamó montador). La brigada de Santander, con un jefe de equipo y tres o cuatro montadores, llevaba la línea hasta Bárcena, luego al cerrar Reinosa era hasta Aguilar de Campoo. Allí estuvo desde 1985 al 92.
También estuvo “con reemplazo” en la categoría de jefe de equipo, le pagaban la diferencia entre las categorías y le daban más vacaciones.
Se presentó a la convocatoria de plaza de jefe de equipo, aprobó y le mandaron a Tarragona. Esto le supuso un trastorno familiar pues su mujer estaba en Madrid y allí nació su hija.
En Tarragona trabajó con aparatos más antiguos, como los accionamientos Siemens, eran cuatro oficiales, un jefe de equipo y un encargado. Además trabajaban en la “brigada de incidencias” para las averías; esta brigada funcionaba mejor que la antigua brigada de incidencias. Su situación familiar le hizo aprovechar, en el año 95, una posibilidad de trabajar en Madrid al margen de los enclavamientos, donde está actualmente.
En relación con la cuestión sindical da bastante información sobre las reivindicaciones de su sector. En Madrid, en los primeros años se planteaba el problema de la jubilación al cambiar la base de cotización.
También se sumaron a la huelga general de 1987 en contra de la política económica del gobierno. En Santander había numerosas asambleas sindicales en protesta por los ajustes de plantilla que se producían y por el cierre de algunas dependencias de enclavamientos. Esa fue su etapa sindical más activa dentro de Comisiones Obreras, luego en Tarragona se desvinculó bastante del sindicato.
En estos años se criticaba mucho el sistema de promoción pues se mandaba a enclavamientos a gente de otros servicios de una escala superior que impedían la promoción de los que ya estaban allí y el sistema de traslados dentro de la sección de mantenimiento e infraestructura.
Comenta también las diferencias entre la forma de trabajo anterior a él, de la gente mayor de RENFE, más vinculada a la empresa y al mundo ferroviario y los trabajadores actuales, más individualistas.
Rodríguez Rodríguez, Juan Francisco (Entrevistado)
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Pepita Manchado Crespo nació el 10 de julio 1933 [falleció el 27 de septiembre de 2020], se casó con 28 años. Estuvo casada durante 58 años, pero su marido no era ferroviario, y tuvo tres hijos, muriendo el mayor de cáncer. Su madre se quedó viuda del ferroviario, Marcos Manchado Pérez, del Servicio de Vía y Obras en el cantón de Ontoria, pero quedó sin pensión por un poco de tiempo que faltaba para la cotización, por lo que intentó entrar a trabajar en el ferrocarril, realizando las entrevistas en Soria, ayudada por un capataz, pero el sobrestante a los pocos días le denegó el acceso por tener 56-57 años. Entonces Pepita fue a realizar el examen, y aunque no tenía estudios, pasó las pruebas y entró como guardesa en el propio Rabanera del Pinar. Primero tuvo cadenas, luego las puertas de barreras y posteriormente le construyeron una casita, con estufa primero y gas después, y eso mejoró mucho su situación laboral. Además, iban a poner paso con torno y pluma, pero como bajó el tráfico, finalmente no se instaló. Relata como entraba a las 7 de la mañana de lunes a domingo, con jornada partida y no descansaba en domingo, sí entre semana cuando venía otro ferroviario a cuidar el paso a nivel. Asimismo, comenta que está muy contenta con la vida que ha tenida de ferroviaria, pese a las dificultades y las adversidades que tenía el propio paso. Como anécdota, en Magaz, en la línea de Madrid a Irún, cuenta que le tocó un turno de noche, y una compañera tuvo como percance que se mató un señor con el tractor porque no estaba atenta al paso y un tren le atropelló. Cuenta también cómo los animales se iban fuera de las huertas y se marchaban hacia el paso, y una vez estando las cadenas puestas, un chico en bicicleta se golpeó con ellas y se cayó, produciéndole un buen susto. También habla de la dotación que tenía, farol de tres fuegos, banderines, bengalas, delantal y pico a la cabeza; y cómo le daban cursos en Miranda de Ebro para su formación. Asimismo, habla sobre su sueldo y la vida con sus otros compañeros. Con 58 años le dijeron que ya no iba a realizar más servicios en paso a nivel, y se jubiló.
Manchado Crespo, Josefa (Entrevistada)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
José Sol Morato fue agente de aduanas como su padre pero durante la guerra civil comenzó a jugar al futbol, jugó 2 ó 3 partidos en primera división, y luego fue fichado por diversos equipos hasta que consigue un permiso y va a ver como está la casa de Portbou, y de allí se va a ver a su madre que estaba en Galicia con un hermano suyo y en 1942, después de que le ha fichado el Atlético de Madrid, y de haber terminado la quinta se vuelve a Portbou.
José López Ortiz fue desde 1942 enganchador de la RENFE, pero al cobrar tan poco pidió cinco años de excedencia y al terminársele y no presentarse abandonó la RENFE y comenzó a trabajar en una empresa llamada Profesa. Llega a Portbou con su madre y sus hermanos, al estallar la guerra manda a su familia a Perpiñan, y él se queda en la casa hasta que viene el ejército y le requisa la casa. Entonces, es cuando se marcha al frente y allí se queda hasta que termina la guerra, y cuando vuelve encuentra la casa quemada.
José Muñoz Arabin es un ferroviario en activo que trabaja en Portbou, pero ha sido jefe de terminal en Lérida, y ha llevado los recursos humanos de Tarragona, y también estuvo 19 años de jefe de estación en Mora la Nova, y anteriormente estuvo 3 años en la frontera de Portugal, en Fuentes de Oñoro y otros 4 años de militar, y acabó en año 68.
Durante la Guerra Civil, sufrieron bombardeos que destruyeron las casas pero lo que querían destruir era el puente de Alcover. El ferrocarril se reanuda poco a poco.
Portbou estaba formada por los agentes de aduanas, los ferroviarios, los comerciantes y la policía, y hay una buena relación entre ellos. La colonia de ferroviarios estaba formada por 70 ó 80 personas que comprendían todas las profesiones y vivían en unas casas que eran conocidas como casas grandes, todo el mundo tenía casa y las que eran de RENFE estaban bien dotadas.
Nadie que viva en Portbou es de allí, porque el pueblo se creó a raíz de la construcción del túnel. Había escuelas pero eran públicas, no de la RENFE; y la Iglesia que existe la construyo MZA. La vida económica y de apogeo de Portbou poco a poco ha ido a menos, en el caso de los agentes de aduanas fue a causa de la construcción de la carretera de la Junquera, porque como la vía española era más estrecha que la vía francesa tenían que realizar el traslado, pero con la carretera se redujo un 80 %. De aquí a una parte el personal del ferrocarril ha ido disminuyendo, porque las cosas antes no estaban mecanizadas y hoy en día sí, nos cuentan como era el trabajo en la aduana.
Algunas estaciones como Portbou son estaciones que sirven para formar a los futuros ferroviarios, porque en ellas se tocan todas las actividades que giran en torno a la estación, pero Portbou no se considera una estación de castigo, sólo que al estar aislado de todo, casi nadie la quiere y mucha gente opta por marcharse.
La vida cotidiana en Portbou estaba formada por dos peñas e iban orquestas de todas partes de España, en los años 80 el pueblo contaba con 50.000 habitantes, pero ahora sólo cuenta con 1.000, comentan que tú podías tener un trabajo fijo pero que si se necesitaba gente en otro sitio y podías ir te pagaban. Había un tráfico regular de mercancías y de viajeros, pero luego había un tráfico especial, como cuando era la vendimia. Las fiestas se celebraban en torno al 25 de julio y luego había otra para
Reyes, y RENFE ayudaba económicamente. Nos cuenta que antes de que subieran el peso en Francia, los españoles iban a Francia a comprar y los franceses venían a España a comprar.
Mucha gente que se ha jubilado se ha marchado de Portbou, esto hace que en invierno haya muy poca gente y en verano se llene. Mucha gente no quiere vivir allí porque la vida es cara al estar en la frontera, y porque los medios de comunicación son muy escasos.
Polo Muriel, Francisco (Entrevistador)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
Nacido en 1928, se jubiló a petición propia en 1981.
Relata su infancia en un entorno de escasez y miseria, a los 11 años ya trabaja en una huerta, su madre, su tía y demás miembros de la familia, han sufrido las injusticias de un pueblo caciquil y unas condiciones de vida muy penosas. Se extiende mucho en detalles y él mismo se declara un rebelde debido a esto. Es una entrevista muy largo, más de 2 horas, que se realiza en dos sesiones, muy prolija en detalles.
Se considera un socialista convencido, pero desencantado de la política.
Ingresa en RENFE el 6 del 11 del 51; en el 58 asciende a Obrero Primero y en el 85 a Capataz, antes ha trabajado en una contrata en la vía y relata un conflicto porque estuvieron 2 meses sin pagarle. También estuvo un tiempo en Cataluña trabajando en la Hidroeléctrica antes de ingresar. Afirma que irse a Cataluña era como hacer “las Américas” en esos años.
Es una persona que resuelve todos los conflictos peleando individualmente, y plantando cara, va a tener muchos desplantes a lo largo de su carrera laboral. Afán personalista, autodidacta y rebelde.
Ingresa como Obrero, tras pasar un examen, luego es Obrero Primero, Capataz, Monitor en funciones y Jefe de Distrito en funciones. Sus destinos son: Ciudad Real, Manzaneque (Toledo), Tarrasa, Lérida, Ager (Lérida) Sellés (Lérida), Guardia de Tremp, Monzón del Río Cinca (Huesca), Lérida y Madrid-Atocha.
Los rasgos más relevantes de esta entrevista radican en el relato de un asunto en relación a las tierras de RENFE, en este caso sembradas de olivos, y el reparto del aceite que el entrevistado consigue que sea a partes iguales entre todos los que trabajaban en la vía.
Afirma que en Cataluña los trabajadores están mejor pagados que en Castilla y en los años sesenta, - antes que en Madrid -, la gente emigra allí, con grandes dificultades para establecerse. Él consigue llevarse a su familia.
Carácter de lucha individual, personal, no hay espíritu de grupo, ni recuerda ningún conflicto en donde se plantearan reivindicaciones colectivas. Por ejemplo él pide, de forma individual, un cuarto para los vigilantes de noche. Esta actitud le perjudica en su carrera, a veces es trasladado para evitar roces.
Valora de RENFE sobre todo la pensión, pero se considera mal pagado, pero compensado con la vivienda y el economato. Critica mucho la jerarquización y el poder de los mandos.
Sáez Arévalo, José (Entrevistado)
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RESUMEN DE LA ENTREVISTA:
José Romero Segura nació en La Calahorra, provincia de Granada el 22 de noviembre de 1926. Su padre era capataz de Vía y Obras y su madre guardabarrera y toda su niñez transcurrió por diversos pueblos de Granada y Almería donde su padres ejercieron su trabajo. Tiene cuatro hermanos, todos ellos ferroviarios. Sus abuelos también fueron ferroviarios, la mayoría de ellos de Vía y Obras. José tiene un hijo que también trabaja en RENFE, es Jefe Territorial en Baeza.
Relata su biografía familiar con gran orgullo, considera que la tradición familiar es lo que ha inclinado a la mayoría de sus antecesores a ser ferroviarios, de cuya estirpe, su hijo representa la culminación de la saga de la familia.
Recuerda los años de la guerra y la forma en que los chiquillos de su edad se entremezclaban con los adultos para escuchar el avance de las tropas nacionales. Recuerda como su padre fue militarizado y posteriormente le declararon cesante por haber pertenecido al Comité de la UGT, aunque fue readmitido posteriormente al no tener cargos fuertes ni responsabilidades grandes.
Los años de la posguerra fueron muy duros, la guerra del ferroviario fue muy dura, afirma, los sueldos eran muy bajos, los alimentos escaseaban y tenían que desplazarse unos seis kilómetros andando desde la casilla en la que vivían hasta Jerga, el pueblo más cercano.
El ambiente de su casa era un ambiente de trabajo. Su padre, por las noches comentaba los trabajos de mantenimiento que debía hacer al día siguiente y su madre compaginaba las faenas de la casa con su trabajo como guardabarrera. En los días de invierno la familia se acostaba cuando obscurecía porque no había ni luz, ni agua, ni servicios en la casa. Era una vida muy esclava afirma.
En cuanto a la escuela, recuerda con enorme cariño al maestro que les inculcó el amor al trabajo y les trasmitió unos conocimientos básicos que les ha permitido, a él y a sus hermanos afrontar la vida con orgullo.
Con quince años, el 14 de mayo de 1941, recuerda sin titubeos esa fecha, comienza a trabajar en una empresa vinculada a RENFE, con la categoría de Peón Eventual pero será a los dieciocho años cuando ingrese definitivamente en RENFE, esta vez con la categoría de Obrero Eventual de RENFE. En estos primeros años su trabajo consistía fundamentalmente el de cargar traviesas, cargar vagones de grava, descargar vagones de balasto ¡con quince años! en fin todos los trabajos propios de un obrero de Vía y Obras.
En el año 1950, a partir de un concurso accede a la categoría de Ayudante de Línea Electrificada; su cometido fundamental será el de la conservación de la catenaria. Su trabajo, según sus propias palabras era muy penoso y muy peligroso. Trabajaban con una escalera metálica de cuatro ruedas que con frecuencia descarrilaba. En aquellos años formaba parte de una Brigada integrada por un Jefe de Brigada, un Celador y cinco Ayudantes. Recibían las órdenes de trabajo de un Jefe de Equipo que les trasmitía la planificación de reparaciones para seis meses.
En 1958 accede a la categoría de Oficial Celador y en 1962 a la Categoría de Jefe de Brigada con destino en Villar del Río. Allí transcurre su vida hasta 1988, año en que se jubila. Durante esos años, junto con el Encargado de Línea decidían semanalmente el trabajo que debían hacer y así se lo trasmitía a los miembros del equipo.
Son años de importantes cambios. A partir de 1962 la escalera es sustituida por castilletes sin motor que era enganchado a un tren en marcha. Las medidas se seguridad mejoran sustancialmente, especialmente con la obligatoriedad de utilizar prendas como el casco, guantes y botas y la obligación de cumplir las normas dictadas desde la Dirección. En 1971 se generaliza el uso de la vagoneta de reparaciones para cada equipo y el Control de Tráfico Centralizado y esto supone un cambio drástico en las condiciones de trabajo.
De sus años en RENFE solamente tiene buenos recuerdos. Recuerda el día que me jubilé me costó una enfermedad,. Recuerda la gran ilusión con que afrontaba su trabajo: El que era ferroviario trabajaba con ilusión. Ahora, el que iba a trabajar a RENFE, no.
Afirma que toda su vida ha estado volcada en RENFE y con orgullo afirma que: Con orgullo he sido, soy y seré ferroviario hasta que me muera.
Romero Segura, José (Entrevistado)