Vista de azafatas de la DB en el andén atendiendo a los viajeros que suben a uno de los coches de viajeros de la composición, que viajaba a 200 km/h

Vista en picado del andén de la estación de Príncipe Pío, desde el que se dispone a salir una rama Talgo II. Se aprecia la zona acotada para la recepción de equipaje, junto al coche de servicio, en la que el personal de Renfe despacha las maletas, y los viajeros se disponen a recogerlas.

Vista del interior del tren, tomada en dirección al coche de servicios.

Vista tomada en picado, de uno de los andenes de la estación madrileña de Príncipe Pío, ante el que se encuentra una rama Talgo II. Se ve un gran número de viajeros dispuestos a embarcar, despidiéndose de sus acompañantes.

Plano medio, en el que Alejandro Goicoechea aparece sentado en el interior de un coche Talgo II, y conversando con otra persona. El ingeniero viste el uniforme de coronel del Ejército de Tierra, de la especialidad del cuerpo de ingenieros politécnicos. Al fondo, dos personas más sin identificar, permanecen de pie.

Vista frontal de la rama de Talgo II, remolcada por la locomotora de la serie 350 "Virgen del Pilar", en la cabecera del andén de la estación madrileña de Príncipe Pío. Asomado por la ventanilla lateral, el maquinista mira a la cámara. Al fondo se distingue un tren expreso estacionado, y enmarcando la escena, destaca la estructura metálica del edificio.

Vista tomada desde el penúltimo coche de la composición, y en la que se aprecian las filas de asientos en el sentido de la marcha. Al fondo se distinguen las ventanas del coche mirador.

Plano general, en el que unas religiosas aguardan el momento de embarcar en el Talgo II, situado en segundo plano. Al fondo se aprecian las cerchas y la techumbre acristalada de la estación madrileña de Príncipe Pío.

Vista fronto lateral de la locomotora de la serie 350 "Virgen de Begoña", detenida en la estación madrileña de Príncipe Pío. El maquinista aparece en la puerta de la misma, conversando con Antonio María de Oriol, mientras el ingeniero estadounidense Dennis Felton, les observa sonriente.