Área de identidad
Código de referencia
Título
Fecha(s)
- 12/08/1912 (Creación)
Nivel de descripción
Unidad documental simple
Volumen y soporte
Área de contexto
Nombre del productor
Historia biográfica
Juan Salgado Lancha nació en Madrid el 18 de febrero de 1876 y falleció en su ciudad natal el 12 de mayo de 1948. Sus padres fueron Manuel Salgado Gómez y Eloisa Lancha de la Peña, que tuvieron además otros tres hijos.
El 10 de julio de 1895, con diecinueve años contrajo matrimonio con Vicenta Llorente García, y fruto de esta relación nacieron cuatro hijos, Juan, Joaquín, Vicente y Asunción Salgado Llorente. La residencia familiar se encontraba en el segundo piso del número 100 de la madrileña calle de Atocha.
A partir de la información proporcionada en los anuarios y guías comerciales de la época, se sabe que entre 1908 y 1910 estuvo como fotógrafo activo en la ciudad de Madrid en la calle Santa Engracia, número 6.
Dada su formación en como fotógrafo, un par de años después, cuando ya había cumplido treinta y seis años, el 10 de abril de 1912, ingresó como personal de plantilla en la Compañía MZA, en la categoría de fotógrafo auxiliar, adscrito al Servicio de Vía y Obras, con un sueldo de 100 pesetas mensuales. Su trayectoria profesional se puede seguir a través de su expediente personal, conservado en el Archivo Histórico Ferroviario, donde en su hoja de matrícula se reflejan los aumentos de salario de toda su vida laboral.
Por otro lado, según consta en la documentación consultada, a partir de 1920 y hasta 1935, al mismo tiempo que realizaba su trabajo en la compañía ferroviaria de MZA, mantenía su actividad profesional como fotógrafo en un local junto a su domicilio, en la calle Atocha número 98. Sin embargo, en los albores de la Guerra Civil, entre 1935 y 1936, resulta interesante comprobar, tal y como se extrae de la información recogida en la Guía Bailly-Bailliére y Riera, que Juan Salgado cambio su estudio fotográfico a la calle Goya, número 82, pero poco más se sabe de este establecimiento terminado el conflicto.
Asimismo, según los datos recogidos en los archivos de la Sección de Fotografía de la Junta Delegada de Defensa de Madrid, entre los muchos fotógrafos registrados en esos años figuraban junto al nombre de Juan Salgado Lancha, el de varios fotógrafos profesionales de compañías ferroviarias, tales como Gabriel Casas Golobardes o Emilio Leal Ochoa, fotógrafos de la Compañía MZA; Alfredo Cuesta Martín, fotógrafo adscrito a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España o Juan Falces Elorza de la Compañía de los Ferrocarriles del Oeste.
Además entre las fichas del citado archivo de la Sección de Fotografía, aparece el nombre de su hijo Joaquín Salgado Llorente (1903-1976), como trabajador de la casa Kodak S.A. Sin embargo, es desconocido el parentesco con su otro hijo, Vicente Salgado Llorente (1904 -1969), quien también siguió sus pasos como fotógrafo. La Comisaría del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional encargó a Vicente Salgado fotografiar entre mayo de 1939 y mayo de 1941, las obras de arte incautadas por la Junta de la Guerra Civil. Resultado de ello es el importante legado compuesto por 34.508 negativos fotográficos, conocido como “Archivo Arbaiza” por ser vendido por su yerno Jaime Arbaiza. Este archivo fue adquirido en 1979 por el Instituto de Patrimonio Cultural Español (IPCE).
Otros datos biográficos de Salgado Lancha se recogen en el expediente que se le abrió en virtud del proceso de depuración de personal por responsabilidades políticas, iniciado por las antiguas compañías ferroviarias a raíz de la publicación del Decreto Ley de 10 de febrero de 1939. En su expediente de depuración, conservado en el Centro Documental de la Memoria Histórica (Salamanca), se indica que, tras las sanciones administrativas adoptadas a este ferroviario, fue reingresado a su Servicio de Vía y Obras el 22 de diciembre de 1939. Asimismo, según carta de 11 de enero de 1940, se determinó que no se le impusiera sanción, siendo por tanto “depurado sin sanción”.
En 1941, tras la nacionalización de las compañías ferroviarias, Salgado pasó a la nómina de RENFE y pocos años después, a partir del 1 de enero de 1945 con la implantación de la Reglamentación Nacional del Trabajo de RENFE, fue clasificado como Auxiliar Técnico del Servicio de Estudios y Obras Nuevas de Madrid, donde se jubiló por edad en 1946 con una pensión de 10.800 pesetas anuales.
Institución archivística
Historia archivística
Origen del ingreso o transferencia
Donación realizada en fecha 12/09/1985
Área de contenido y estructura
Alcance y contenido
Detalle de las obras en el túnel de Andújar.
Valorización, destrucción y programación
Acumulaciones
Sistema de arreglo
Área de condiciones de acceso y uso
Condiciones de acceso
Condiciones
Idioma del material
Escritura del material
Notas sobre las lenguas y escrituras
Características físicas y requisitos técnicos
Buena
Instrumentos de descripción
Área de materiales relacionados
Existencia y localización de originales
Existencia y localización de copias
Unidades de descripción relacionadas
Área de notas
Notas
NOTA HISTÓRICA: El túnel de Andújar sufrió problemas de estabilidad, prácticamente desde su inauguración, motivados por la propia naturaleza de las Margas Azules del Guadalquivir en las que se excavó el túnel.
Entre la documentación conservada en el AHF sobre este tema, se conserva un plano de 1887, que vendría a ser lo que se denomina actualmente un "Informe de Inspección de Patologías" donde se puede constatar que, apenas 10 años después de la inauguración de la línea, ya se podían apreciar y medir deformaciones y grietas en el revestimiento del túnel. Esto obligaba a reparaciones continuas del túnel y a continuos incidentes. Es muy curiosa una carta del Ingeniero de la Línea, quejándose de que ya iban tres castilletes destruidos por el paso del tren, y que habría que reponerlo. Estos castilletes eran los que se utilizaban para hacer el rejuntado de los sillarejos. Es decir, para tapar las grietas que aparecían y el lavado de las llagas entre sillares.
Finalmente, la noche del 14 de abril de 1911, se produjo el colapso de la clave del túnel, taponándolo en una longitud de 41 m, colapso que progresó hasta la superficie, situada a 37 m por encima del túnel, provocando un socavón de 14 m de ancho y 7 m de profundidad, lo que se denomina una "chimenea".
El 27 de mayo de 1911, se restableció el servicio, pudiéndose deducir de la documentación conservada que se limpió de escombro la zona y se habilitó un paso lateral a través de la zona hundida, para que pasara el tren, dejándose para más adelante las labores de consolidación del túnel.
Para consolidar el tramo de túnel hundido, se tuvo que perforar un pozo de acceso cerca del hundimiento, hasta acceder a la cota de la clave del túnel hundido. Luego se excavó una galería transversal para acercarse al túnel y dos galerías longitudinales, a ambos lados del túnel para poder reconstruirlo.
Las fotografías conservadas en la Fototeca del AHF sobre la reconstrucción del túnel (signaturas MZA-2291-IF_14-19 a MZA-2309-IF_14-20 del Fondo de Infraestructura de MZA y sus copias en papel FV-0326-0341), en la que puede observarse a los mineros trabajando, en realidad corresponden a estos trabajos de acceso al túnel hundido y de consolidación. Finalmente, se hizo una inyección del terreno con lechada de cemento para rellenar los huecos que había, "como se hace en otros países". Todos estos trabajos se realizaron durante 1911 y 1912, finalizando hacia el 22 de noviembre de 1912. [Información aportada tras la investigación realizada por Alberto Bernardo Sánchez, de la empresa madrileña Túneles y Geomecánica, S.L. www.tunelesygeomecanica.es]