Extracto del texto que se acompaña en la Revista al grabado:
Como si esta pobre patria estuviese condenada á vivir la triste vida de las discordias civiles, de sangrientas y repetidas reyertas, la insurrección carlista, que estaba encerrada, después del convenio de Amorcvicta, en las provincias catalanas, extendióse en Diciembre último por las montañas del Maestrazgo y Bajo-Aragón , apareció también en la fragosa sierra de Asturias y se presentó después en las provincias Vascongadas y Navarra. En breve aparecieron en estas provincias, tierra clásica del carlismo, numerosas partidas al mando de varios jefes de más ó menos prestigio, hasta el punto de que el Gobierno creyó necesario, para intentar vencer la insurrección, enviar á ellas un ejército al mando del general D. Domingo Morlones.
El segundo grabado de la pág, 53, hecho sobre un croquis que ha tenido la amabilidad de remitirnos el ilustrado oficial D. José Carrera, abanderado en el regimiento de Luchana, representa la acción ocurrida en la tarde del 15 del actual, en las cercanías del túnel de Osina, entre cuatro compañías del citado regimiento y una banda carlista que mandaba, según parece, el cura Santa Cruz.
A las once de la mañana del mismo día salieron de Vitoria a Zumárraga las cuatro compañías de Luchana, y al llegar a la estación de Alsasua supieron que estaba allí detenido el tren de correo descendiente á causa de una órden dirigida por los jefes carlistas a los jefes de la estaciones, prohibiéndose bajo pena de la vida, que circulasen los trenes.
Al llegar al kilómetro 552, cuando sale el tren de uno de los túneles para entrar en otro, en el de Osina, una partida carlista poco numerosa que estaba situada en un caserío sobre el mismo túnel, hizo una descarga contra la máquina primera, de la cual resultó gravemente herido el teniente D. Enrique Llaman, en ella, como hemos dicho, colocado.
El tren se detuvo dentro ya del túnel, y seguros allí los viajeros, el bizarro coronel de Luchana ordenó que inmediatamente salieran en persecución de la partida carlista dos compañías desplegadas en guerrillas, mientras él mismo, al frente de las otras dos, se lanzaba también en seguimiento de aquella partida sostuvo el fuego por espacio de una hora, y luego so dispersó por la sierra de Aiatgorrí, resultando muerto un individuo, y no se sabe si algunos más heridos. El coronel Sr. Osta continuó reconociendo todos los túneles hasta Zumárraga, á cuya estación llegó por fin con el tren á las siete de la tarde, habiendo empleado ocho horas en recorrer el pequeño trayecto que media entre Alsásua y aquel punto…