Vista general de la Sala de relojes con una renovada propuesta expositiva que recoge nuevas piezas no exhibidas o de de reciente incorporación, como el reloj de caja alta de grandes dimensiones procedente de la estación de Ujo-Taruelo (Asturias) cedido por Adif o el reloj de paletas del antiguo vestíbulo subterráneo de la estación de Madrid-Chamartín, cedido por Renfe. Asimismo, continúa destacando en ella el denominado reloj "Mataró" que el 28 de octubre de 1848 marcó la salida del primer ferrocarril peninsular, camino de hierro de Barcelona a Mataró. También incluye varios relojes patrón del siglo XIX muestran al visitante cómo se sincronizaba la hora de los relojes de andén, clásicos relojes de gabinete del tipo ‘ojo de buey’, otros relojes ferroviarios utilizados para la explotación y la propia actividad de trabajadores y empresa como dos relojes de fichar, uno del siglo XIX de accionamiento mecánico, procedente de las oficinas de Madrid-Príncipe Pío y otro eléctrico de la década de 1980, que muestran la evolución de esta tipología relojes fundamentales para el control de los recursos humanos. Además, en la parte izquierda, puede observarse una mesa-vitrina en la que se han dispuesto varias guías de horarios y de viajes que las compañías ferroviarias editaban para informar sobre horarios y tarifas, así como libros de marcha o de itinerarios de uso del maquinista, todo ellos complementado con un panel general, situado sobre la vitrina, que explica la trascendencia que tuvo el ferrocarril en la unificación horaria y la implantación de los husos horarios a nivel mundial, recién inaugurado el siglo XX.